Un portero con el traje de empresario

Rubén Pérez inicia su carrera profesional, fuera del fútbol, al frente de una tienda dedicada a su gran pasión: la portería.

Un portero con el traje de empresario
Un portero con el traje de empresario

Rubén Pérez (Zaragoza, 1980) puso fin el pasado verano a una trayectoria de 14 temporadas como futbolista profesional. Toda una vida dedicada a frustrar los remates de los rivales para alegría de los compañeros. Un itinerario feliz que vivió sus capítulos de mayor gloria en el Gimnástic de Tarragona, donde ya forma parte de su nómina de leyendas. Fue el portero que comandó el histórico ascenso a Primera en 2006, un hito solo logrado en otra ocasión en esta centenaria entidad. En el club tarraconense disputó 239 partidos y dejó una impronta indeleble.


Pero como todo deportista de elite, la edad acaba conviertiéndose en un factor decisivo que obliga a concluir ese periplo en activo. Un momento crucial en la vida de todo futbolista. "Desde los 32 años comencé a plantearme qué haría al colgar las botas. Yo había dejado los estudios por el fútbol, ya que entrenaba mañana y tarde. Tenía claro que quería seguir vinculado de alguna forma con mi antigua profesión", relata.

A dos años vista de su retirada, Rubén comenzó a planificar ese tránsito para que no fuera tan traumático. "Quería establecerme en Tarragona porque soy una persona muy querida y conocida. Y decidí abrir una tienda dedicada a lo que yo sé, a los porteros. Entonces fue cuando me puse en contacto con la firma zaragozana Soloporteros.com, líder del sector en España", prosigue.


La empresa fundada en 2000 por el también aragonés Francisco Javier Sánchez Broto, cuya sede central está en la plataforma logística Plaza, se ha convertido en un sólido referente en la distribución y venta de material futbolístico, con especial dedicación a los guardametas.

Rubén Pérez inauguró su franquicia tarraconense en mayo de 2013 y los resultados están siendo muy positivos. "Me implico como un trabajador más. A algunos clientes se les hace raro verme allí, al pie del cañón, pero yo disfruto mucho. Me gusta asesorar a los porteros que vienen en busca de consejos. Puedo aplicar mi experiencia y sugerirles lo que creo que más les conviene", confiesa.


Un cambio de vida drástico. Los viajes y los compromisos propios del fútbol han dado paso a otras rutinas que está asimilando con naturalidad. "Lo llevo muy bien. Después de 14 años como profesional, tenía ganas de vivir la vida real, la de la calle. El fútbol no lo es todo. Los partidos y los entrenamientos me quitaban mucho tiempo para estar con la familia. Disponía de poquísimos fines de semana libres a lo largo del año. El cambio está resultando positivo", asevera.


Así es la nueva cotidianidad de este hijo de las canteras del Helios y del Stadium Casablanca. Un ejemplo de coherencia y previsión para afrontar una renovación laboral.