Buenos deseos en aragonés

LITERATURA l El Instituto de Estudios Altoaragoneses ha elegido el relato ‘Niedo de barucas’, de Chusé Inazio Nabarro, para felicitar el nuevo año

José Ángel Sánchez, Fernando Alvira y Chusé Inazio Nabarro en la presentación del libro.
José Ángel Sánchez, Fernando Alvira y Chusé Inazio Nabarro en la presentación del libro.
rafael gobantes

El relato ‘Niedo de barucas. Nido de delirios’, de Chusé Inazio Nabarro, ha sido la elección del Instituto de Estudios Altoaragoneses para felicitar el Nuevo Año. Escrito en aragonés y traducido al castellano por el propio autor, la publicación recoge el texto en ambas lenguas, narra las reflexiones de un historiador que se refugia en uno de los llamados ‘nidos de metralletas’ que se construyeron en el Pirineo.


Los límites fronterizos o los conflictos bélicos son algunos de los conceptos en los que indaga el protagonista durante su monólogo interior. "Sus pensamientos son atemporales, por lo que pueden ser perfectamente aplicables a la época actual", explicó su autor.


La obra cuenta con el diseño de Strader (Manuel Estradera), tanto en la portada como en una serie de ilustraciones y fotomontajes con los que se acompaña el texto. "Creo que ha sabido reflejar muy bien con imágenes lo que yo quería transmitir con las letras".


De esta manera, el IEA continúa con la colección ‘Letras de Año Nuevo’, que inició en 2005 para felicitar el año a instituciones y colaboradores a través de una publicación breve. Antes de Chusé Inazio Nabarro, ya se utilizaron los textos de Carlos Castán, Luzía Dueso, Ismael Grasa, Joaquín Sánchez Vallés, Cristina Grande, Miguel Carcasona y Severino Pallaruelo para transmitir los mejores deseos del IEA.


José Ángel Sánchez, director de la colección, tildó como "un honor" poder contar con el texto de Chusé Inazio Nabarro, al que no dudó en calificar como "el mejor escritor en lengua aragonesa de todos los tiempos". También apuntó a que esta serie "se va abriendo trecho", ya que algunas de las publicaciones que se han elegido en años anteriores "han encontrado acomodo".


Como ejemplos, se refirió a ‘El aire que me espía’, de Carlos Castán; ‘Santamaría’, de Luzía Dueso, lectura obligada en la Filología Aragonesa; o ‘Almanaque de los días felices’, de Óscar Sipán, que fue embrión de la novela policiaca que firmó con Mario de los Santos.