Unos viñedos en el camino del trazado de la alta velocidad francesa

Productores de vino de la zona francesa de Burdeos temen que la alta velocidad pueda afectar a sus cultivos.

Unos viñedos en el camino del trazado de la alta velocidad francesa
Unos viñedos en el camino del trazado de la alta velocidad francesa

No siempre la llegada del tren de alta velocidad se ve como algo positivo. Y si no que se lo pregunten a los productores de vino de la zona francesa de Burdeos, que temen que el paso continuo de trenes a 300 kilómetros por hora entre Burdeos y Hendaya pueda alterar su particular ecosistema.


No es tampoco la primera vez que esto ocurre en Francia. Ya en la década de los ochenta, los agricultores del Valle del Loira, la tercera región productora de vino de nuestro vecino del norte –tanto por el volumen como la gran variedad– también se rebelaron contra el TGV (el tren de alta velocidad).


Quien haya visitado esta bonita zona, famosa por sus hermosos y majestuosos châteaux, habrá observado cómo los viñedos se extienden a lo largo de ambas orillas del Loira, el río más largo de Francia. En esa fértil región, situada en el centro de Francia, se produce el blanco Sancerre (de excelente reputación) así como los rosados de Anjou, el dulce y espumoso Vouvray, los tintos de Chinon y los vinos secos de Saumur (elaborados con el ‘méthode champenoise’).


En esa ocasión el rechazo al TGV no era por una posible alteración del ecosistema de la región sino por los posibles daños que el trazado podría ocasionar a las botellas de vino almacenadas en bodegas subterráneas próximas a las vías del tren. Al final, la partida la ganaron los viticultores y la ruta del tren se modificó.


Ahora el trazado en discordia es uno de los últimos tramos franceses de alta velocidad que restan para conectar la ciudad de París y Madrid. El proyecto, cuyo coste se estima puede llegar a los 10.000 millones de euros, tiene previsto comenzar las obras en 2017 para entrar en funcionamiento siete años después.


Siglos de historia


En su tramo entre Burdeos y Dax la línea del tren atraviesa los manantiales de agua fría (de entre 5 y 6 grados) que nutren al río Ciron, un afluente del Garona. Y es el microclima que se produce en este valle donde reside el secreto de los vinos que ahí se producen. Especialmente el Sauternes, el oloroso más conocido de Burdeos y uno de los más caros del mercado del que cada año se producen unos 90.000 hectolitros. Aunque también hay otras denominaciones de vinos dulces como el Barsac, el Bommes, el Fargues o el Preignac.


Según señala a la agencia Efe Philippe Dejean, presidente de la Unión de Grandes Vinos Licorosos de Burdeos y productor también de este caldo, "modificar un ecosistema tan particular va a afectar al Sauternes y puede tener consecuencias económicas graves". Además Dejean hace hincapié en que su vino tiene siglos de historia y que "está protegido por las leyes francesas y europeas".


También el diputado socialista Gilles Savary, de la zona de Burdeos, opina que el trazado del tren de alta velocidad "solo ofrece dificultades" tal y como está diseñado. "No solo afecta al Sauternes sino también a uno de los hayedos más antiguos de Europa, el de Bernos-Baulac", apunta. Y es que la construcción de las vías obligaría a talar áreas boscosas que protegen del sol a las aguas del río Ciron, lo que puede poner en peligro su particular microclima.


Estudios de impacto


En el otro lado, los responsables del trazado sostienen que han tenido en cuenta todas las circunstancias. Tal y como indica el jefe de la obra, André Bayle, desde el año 2009 se han multiplicado los estudios de impacto del trazado por las verdosas lomas de Burdeos. E incluso subraya que algunos de ellos han estado dedicados al Sauternes.

Mientras, ajenas a esta batalla, las uvas de Burdeos siguen con su evolución milenaria.