Ramón Bernad:"echas raíces y sientes que son tus hermanos. Mientras tenga fuerzas y valentía, me quedaré"

A pesar de la inestabilidad del país, se siente protegido por sus nuevos hermanos, los marfileños.

En sus más de 40 años en el país, Ramón Bernad ha visto nacer a varias generaciones.
Ramón Bernad:"echas raíces y sientes que son tus hermanos. Mientras tenga fuerzas y valentía, me quedaré"
R.B.

Ramón Bernad ha temido tres veces por su vida. La primera vez, cuando tomó parte del Comité de Crisis de Cáritas de Costa de Marfil, "porque pasamos al norte ante que ninguna otra oenegé y en esos viajes nos rodeaban grupos armados, gente drogada y muy violenta; la segunda vez fue cuando un miembro de esos grupos me puso una pistola en la sien. La tercera hace tres o cuatro años, cuando fui considerado uno de los rebeldes y me acusaron de estar ayudándoles". Pero este zaragozano de 70 años, que lleva 44 en África, siempre se sintió protegido:"Es una responsabilidad mutua. Yo protego a estos hermanos, y ellos me protegen a mí. Cuando la situación se pone difícil no piensas en marcharte, porque echas raíces y estás aquí para defender a los tuyos de todo y de todos. Y de igual manera ellos me defienden a mí". Con esa sencillez define la estrecha relación que ha establecido en las cercanías de Abidjan (la capital) con los costamarfileños en estas cuatro décadas, como miembro de la Sociedad de Misiones Africanas. "El país ha cambiado mucho, la economía va mejor, hay diez veces más carreteras y las casas (que antes eran chozas) se construyen ahora de ladrillo, por lo que pueden tener electricidad. Hay más escuelas, ha crecido la industria, las pymes... pero esa prosperidad no llega a todos, y existe una enorme sobrepoblación. Cuando llegué había 6 millones de habitantes;ahora somos 25 millones". Y los misioneros han puesto su grano de arena para dar prosperidad al país, "es un proyecto muy variado, crear una comunidad propia supone estar en contacto, en acompañar en los momentos de tristeza, de enfermedad... pero vivir también las alegrías en el bautismo o las bodas. Y se van haciendo guarderías, pozos dispensarios... Y a veces ese proyecto está a 30 kilómetros por caminos difíciles, pero vamos con gusto siempre".


"No pienso en jubilarme"


Ramón Bernad se siente aragonés, "tengo mi familia allí en Zaragoza, pero después de tantos años aquí he añadido a mi persona el componente africano. he visto nacer a mucha gente, y me he fundido con ellos. Sé que voy cumpliendo años, y cuando voy de visita a Zaragoza los familiares y amigos me preguntan:“¿Pero tú cuándo te jubilas, que has cumplido ya los 70 años? ¿No vienes ya a vivir aquí?”, pero los compañeros de aquí en Abidján, me dicen “por favor, no te vayas”. Y por ahora no me voy, porque siempre tenemos un proyecto entre manos u otro. Y mientras tenga fuerzas y valentía, aquí estaré".


Reconoce que le impresiona regresar a Zaragoza. "Intento ir todos los veranos, cuando aquí es la temporada de lluvias. Lo que más me sorprende es el silencio que hay, porque aquí en Abidján la vida es mucho más bulliciosa. También me asombra la poca gente que hay, si se tiene en cuenta la superpoblación que tenemos en Costa de Marfil. Lo vacías que están las calles, la cantidad de ancianos que se ven, la falta de niños... Y también he notado en estos 40 años que he estado fuera un cambio en la mentalidad de los aragoneses, han perdido mucho compromiso. El bienestar ha cerrado los ojos a mucha gente, y muchos aragoneses se sienten satisfechos y despilfarran". ¿Y la Iglesia, ha cambiado también? Bernad destaca que "muchos compañeros trabajan llenos de ilusión, y por encima de todo lo que suceda en la Iglesia, el bienhacer siempre será valorado".