Tercer Milenio

En colaboración con ITA

CARAVANA UNIVERSITARIA POR EL CLIMA

Una parabólica donde freír panceta y langostinos

Los alcañizanos conocieron los secretos de cocinar al sol. La caravana verde universitaria llega a su ecuador y este jueves visita Sabiñánigo.

Una voluntaria acerca un langostino a la olla que recibe los rayos solares de la parabólica.
Una parabólica donde freír panceta y langostinos
LAURA ESCUER/LAURA SABATER

“¿Quiere hacerse una huella ecológica?”. preguntaba Eva, una voluntaria de la Caravana Aragonesa Universitaria que estudia Ciencias Medioambientales, frente a la carpa que se situó ayer en la plaza de Enrique Trullenque, en Alcañiz. A pesar de la indecisión que mostraban al principio, los vecinos de la capital bajoaragonesa poco a poco se acercaban al oír las palabras mágicas: “regalos ecológicos”. Era una de las argucias utilizadas por los voluntarios ataviados con sus polos verdes para atraer y lanzar su mensaje.


Alcañiz ha sido este miércoles la tercera parada de los 70 voluntarios que conforman la Caravana Universitaria y que dentro de un autobús ya han dejado su impronta en Barbastro y Ejea de los Caballeros. Un bonsái fue entregado en el Ayuntamiento, donde la alcaldesa Amor Pascual dio muestra de su sensibilidad por la naturaleza. A su vez, los juegos y regalos ecológicos estuvieron presentes en los colegios Emilio Díaz y Juan Sobrarías y en los institutos Bajo Aragón y “Las Anas”. La jornada tuvo su faceta más original en el Hogar de la 3º Edad y en la carpa instalada en la plaza, donde los más mayores y vecinos de toda clase y condición degustaron la ‘comida de emisiones cero’.


Mientras los alcañizanos ponían a prueba sus hábitos ecológicos, el olor a langostinos y a panceta ahumada se extendía por la plaza. Y es que gracias al sol que lucía en Alcañiz, las cocinas solares estaban echando humo. ‘Marisol’, la cocina solar más grande, se encontraba junto a la carpa, mientras que ‘Luz’, la hermana pequeña, servía para cocinar los aperitivos para los más mayores. En la explanada del Hogar de la Tercera Edad se cocinaron palomitas, chistorra y panceta para unas cuarenta personas que se acercaron interesadas por la charla ecológica anterior. Mientras, en la carpa, los langostinos ibn adquiriendo el color rojo anaranjado de un sabor tan suculento.

Ojo con mirar directamente

“Los rayos se reflejan en unos espejos que cubren la parabólica y se proyectan hacia la placa. Tengan cuidado y no miren directamente a la olla porque las emisiones solares proyectadas son perjudiciales para la vista”, explicaba Brezo de Clemente, coordinadora de la Oficina Verde, ingeniera química y becaria de la oficina verde. Muchas personas se interesaron por el precio de este artilugio de uso doméstico para dos personas (un metro de diámetro). Se sorprendieron al descubrir que costaba 140 euros. Su manual de instrucciones es muy sencillo, solo se necesita una olla negra mate y la luz del sol para cocinar con emisiones cero. Es decir, que no contamina ya que utiliza la energía renovable, la solar.


Varias mujeres de la asociación de Amas de Casa y del Hogar de la Tercera Edad quisieron conocer el uso de este aparato e incluso se cuestionaron si valía la pena. Una mujer mayor preguntó por un lugar donde poder comprar la cocina ya que le parecía muy útil para las casas con jardín o apartadas en el campo. Día a día las energías renovables se van adentrando en la vida cotidiana de los ciudadanos, pero este artefacto aun no es de uso habitual. Aunque es práctico para preparar comida al aire libre, es necesario que luzca el sol. Al no funcionar con ninguna batería, los temidos nubarrones pueden obligar a volver a los métodos tradicionales y más contaminantes, como la leña o el carbón.

El negro atrae los rayos

La cocina solar puede llegar a confundirse con una antena parabólica porque tienen la misma forma, pero el singular artificio incluye unas varillas en posición horizontal sobre las que se coloca una olla de color negro mate. Los espejos que cubren toda la parabólica están orientados hacia el centro para concentrar el calor en un solo punto, la cazuela. Es muy importante que el recipiente sea negro mate ya que este color es el que más atrae los rayos solares. El tiempo de cocción depende del tamaño de la cocina, Cuanto mayor sea, más rayos concentrará y el tiempo será menor. Y cuando la comida esté preparada, solo hay que ‘apagarla’, girando la parabólica de manera que no reciba el sol.


Cada pueblo es diferente para los voluntarios porque las actividades van rotando, los que un día se encargan de los más pequeños en el colegio, al día siguiente se encargan de informar desde la carpa. Pero si que es cierto que muchos recordarán la cariñosa acogida de Amor Pascual, la alcaldesa de Alcañiz, que se mostró cercana y visitó la carpa con el polo verde que le habían regalado los voluntarios.