GRANADA

Un párroco denunciado por disparar a las palomas dice que las caza a mano para hacer caldo

El sacerdote asegura que lo hace para porteger el patrimonio y que es una forma "completamente inocente" de reducir la población de estas aves.

El párroco de La Puebla de Don Fadrique, Juan Luis García, que ha sido denunciado por matar supuestamente palomas desde el campanario de la iglesia con una escopeta de perdigones, reconoce que las caza para evitar daños al patrimonio, pero asegura que lo hace a mano y las aprovecha para hacer caldo.


Así lo ha manifestado el único párroco de este municipio del Norte de la provincia de Granada de unos 2.600 habitantes, después de que Ecologistas en Acción lo haya denunciado ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil por un supuesto uso ilegal de armas para matar palomas.


Los ecologistas mantienen que el cura usa una escopeta de perdigones, con la que no está permitido el tiro a nada o sobre nada que no sea un blanco tipo diana, lo que implica que no se pueda disparar con ella a pájaros ni a cualquier otra especie animal.


El párroco ha explicado que dada la "invasión" de palomas que sufre el municipio y que está causando importantes daños al patrimonio, se le ocurrió de forma "completamente inocente" de reducir la población tras cerciorarse de que no son aves protegidas.


Para ello se subía al campanario de la iglesia de Santa María -declarada Bien de Interés Cultural-, donde, dice, han llegado a concentrarse hasta 600 palomas con la consecuente acumulación de excrementos, que son además "muy corrosivos" y dañan el patrimonio.


El párroco sostiene que nunca ha utilizado perdigones para acabar con ellas, sino que las cogía a mano para luego sacrificarlas de la forma en la que menos sufriera el animal.


Luego las utilizaba para hacer "un caldo que resucita muertos", según el párroco, que explica: "en las ciudades es una temeridad comer palomas porque se alimentan de cualquier cosa, pero en esta zona no hay problema porque al haber campo alrededor comen maíz, trigo y guisantes".


El cura dice estar "totalmente en contra de cualquier maltrato animal", pero alega que en este caso no se trata de un ave protegida, sino de un animal que es además "comestible".


Los ecologistas también critican que el párroco llevara a cabo esta práctica en compañía de menores, sobre lo que él precisa: "Siempre vienen zagales conmigo pero no son niños de ocho años, además la idea es cazarlas con las manos para luego comerlas", insiste.