'Mass Effect: Andromeda'

Con la vista puesta en las estrellas, ‘Mass Effect Andromeda’ nos lleva a una aventura a más de 600 años luz de nuestra galaxia para colonizar planetas inhóspitos.

Lo mejor de esta cuarta entrega de esta aclamada saga espacial es sin duda la recreación de estos parajes alienígenas que se dibujan ante nuestros ojos en forma de mundos helados, desiertos abrasadores, junglas llenas de vida y peligrosos asteroides en los que disfrutar flotando gracias a la escasa fuerza de la gravedad.

Los creadores de ‘Andromeda’ han querido recrear una galaxia abierta en la que el jugador pueda moverse a sus anchas y lo han conseguido a medias, ya que, ni todos los planetas se pueden explorar ni aquellos en los que podremos aterrizar se pueden recorrer por completo. A pesar de estas limitaciones, esta cuarta entrega es sin lugar a dudas la que ofrece un mundo más grande y el mayor número de aventuras en las que embarcarse.

Se han mejorado mucho las dinámicas de combate –aunque las coberturas nos pueden jugar alguna mala pasada– y también la conducción del vehículo de exploración planetaria: el Nomad. Los gráficos durante la exploración y las peleas son espectaculares y fluidos, aunque existen bastantes ‘bugs’ que lastran un poco la experiencia.

Pero, con tres grandes entregas a sus espaldas, ‘Andromeda’ ha generado una gran polémica entres los seguidores de la saga. EA ha puesto poco cariño en las escenas de diálogo y en las animaciones. Los personajes son poco reales y los efectos no están cuidados, algo que se nota mucho en un juego en el que nos pasamos horas y horas conversando y sin realizar un solo disparo.

Si hubieran invertido el tiempo y esfuerzo que no han dedicado al apartado gráfico en el desarrollo del guión muchos de sus seguidores hubieran perdonado los defectos de forma, pero la historia principal no alcanza la genialidad de sus predecesoras y da la sensación de ser una larga introducción de futuras producciones.