Surface Pro 4, en busca del híbrido definitivo

Este portátil con ganas de ser tableta supone un paso más en la búsqueda de Microsoft de un dispositivo perfecto.

Surface Pro 4
Surface Pro 4

Microsoft lo intenta, se acerca, pero no lo consigue. Esta cuarta generación de Surface es un auténtico bicho que mejora en muchos aspectos a la anterior. La pantalla crece un poco en tamaño, hasta las 12,3 pulgadas, pero sobre todo lo hace en número de píxeles, hasta los 2.736 por 1.824. Este gran panel es sin duda lo mejor de Surface, tanto por su densidad de píxeles como por su respuesta táctil. Disfrutar de contenido multimedia o navegar por internet es una auténtica delicia, tanto en modo ‘tablet’ como si la usamos como si fuera un portátil. Además, tiene dos cámaras: una trasera de 8 MPx y la delantera de 5 para videoconferencias.


El usuario podrá escoger entre seis configuraciones que van desde un Intel Core M3 con 4 GB de RAM y 128 de almacenamiento (1.000 euros) hasta un i7 con 16 y 512 GB respectivamente (2.450 euros). No es un portátil pensado para jugar, pero se puede hacerlo con él, y tiene potencia de sobra para ejecutar programas de edición de imagen y vídeo básicos. La funda-teclado es increiblemente fina y ligera, sus teclas están separadas y retroiluminadas y escribir en ella es rápido y fluido. Su ‘trackpad’ es mejor y más grande que el de la anterior generación, aunque no llega a la calidad y utilidad del de un MacBook Pro, en parte debido a las carencias del ‘software’.


Windows 10 es un gran sistema operativo de escritorio y convierte al Surface en un potente portátil para el ámbito profesional. Pero el modo ‘tablet’ sigue siendo una asignatura pendiente. Carece del ecosistema de aplicaciones que sí poseen iOSo Android. Además, todo el entorno gráfico responde mejor a las órdenes del teclado y el ratón que a las de los dedos. La fluidez en la apertura de ‘apps’ y la velocidad en la que el dispositivo sale del modo reposo tampoco llega a la altura de ‘tablets’ o móviles. Si el iPad Pro era una gran tableta pero un mal portátil, al Surface Pro le pasa exactamente lo contrario.

Por partes

1 Funda-teclado, apenas algo más gruesa que un folio, es ligera, tiene un teclado completo de gran calidad, iluminado y adapatado al español. El ‘trackpad’ es bueno pero mejorable.

2 USB 3.0, Mini DisplayPort, lector de tarjetas y puerto para auriculares. Lo peor es que no se pueda cargar a través de USB. La batería apenas llega a las 5 horas y llevar el cargador de un lado para otro es un engorro.

3 Solapa retráctil que se oculta cuando está en modo ‘tablet’ y constituye un útil y firme punto de apoyo de inclinación variable cuando lo usamos como portátil.

4 Lápiz óptico con 1.024 niveles de sensibilidad de presión. Se acopla al dispositivo con imanes y el extremo superior sirve de goma de borrar. El Suface detecta la mano reposada sobre la pantalla para que sea fácil escribir o dibujar como si estuvieramos utilizando una libreta.

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