Ver vídeos del fondo del río Ebro a su paso por Zaragoza, en el soto de Cantalobos y  del río Turia.

¿Qué hay en el fondo de los ríos? Piedras, peces, algas, lodos y un mundo sorprendente. Ismael Sanz, naturalista, miembro de ANSAR y cámara aficionado ha grabado bajo el agua en tres ríos aragoneses: el Ebro en el casco urbano de Zaragoza, el Ebro en el soto de Cantalobos, el Turia a su paso por Teruel y el Cinca en Aínsa. Sus vídeos se pueden ver en Youtube y ofrecen una imagen inédita de los ríos.

«Me he metido en los ríos para grabar con una cámara digital acuática. Los vídeos muestran una cara muy desconocida de los ríos. No he encontrado en internet ningún otro vídeo de los fondos fluviales en España. Es muy interesante para conocer cómo es la vida bajo el agua», afirma Ismael Sanz.

El vídeo del Ebro a su paso por Zaragoza (grabado en enero entre los puentes de Hierro y de las Fuentes) muestra piedras redondeadas de tamaño medio y algunas algas. «El fondo es principalmente de grava. Estamos en el tramo medio del río y las piedras ya han sufrido mucho desgaste. La vida en el río empieza en sus piedras, por eso es muy importante no modificar el lecho del río», señala Ismael.

En el soto de Cantalobos, aguas abajo de Zaragoza, el fondo está más sucio. «Tiene mucha materia orgánica. Las imágenes están tomadas en la orilla de deposición y se ven muy bien los sedimentos que arrastra el río», explica.

« El Turia es un río con sedimentos más finos . En el fondo, hay gravas pequeñas, arena y limo», apunta el naturalista. Las imágenes se grabaron en Teruel en febrero, con bastante caudal.

El Cinca (en Aínsa) es un ejemplo de río de montaña., con aguas transparentes, fuerte corriente y piedras de gran tamaño. «Es un río truchero, con una fauna rica y un impresionante paisaje. Es, sin duda, uno de los ríos más bonitos de Aragón», asegura Ismael Sanz.

Respecto a la transparencia o turbiedad de las aguas, este experto explica que hay mucha diferencia según las estaciones. Estas imágenes están grabadas en invierno y principios de primavera, cuando los ríos bajan más transparentes. «El Ebro cambia mucho tras una riada. También es muy diferente en verano, cuando aumenta la temperatura del agua y la presencia de materia orgánica, lo que provoca un cambio en el color del agua, más chocolateado», señala.