Pornografía en la red

El negocio de la prostitución se muda a la web

Hombres y mujeres han dejado la calle y han pasado a ofrecer servicios sexuales a través de internet, donde se pueden encontrar desde películas personalizadas hasta videochats. Algunos de estos sitios son gestionados desde Aragón.

Francia penalizará a los clientes de prostitutas y ayudará a las mujeres a dejar la actividad mediante un fondo de acompañamiento social.
La prostitución abandona las calles
EFE

Dilios es estríper de lunes a viernes. Los fines de semana ofrece espectáculos sexuales privados  -y a veces algo más- para parejas o grupos. Él lo describe como un negocio secundario, aunque en promedio atiende hasta a 6 clientes entre sábados y domingos. Cobra 500 euros por cada uno, y se mueve por las tres provincias aragonesas.


No le gusta que aparezca su apellido cuando da detalles sobre su profesión, aunque en varias web, su móvil y su foto se pueden encontrar junto a la de una mujer semidesnuda. No se anuncia de otra forma y como él, cada vez más hombres y mujeres abandonan las calles de Zaragoza y ofrecen sus servicios sexuales únicamente a través de internet.


La mayoría cumplen con los requisitos legales, aunque es complicado calcular exactamente la cantidad de sitios pornográficos gestionados desde Aragón. Hace unos meses, en el reportaje ‘Nadie va de putas’, elaborado por el periodista de Heraldo de Aragón Ramón J. Campo y producido por Factoría Plural, hablaban de unas 200 mujeres.


Se puede agregar también que unos 80 hombres ofrecen servicios sexuales a través de la red en la capital aragonesa. Un dato que entra dentro de lo normal si se tiene en cuenta que el 37% de las páginas de todo el mundo se dedican a la pornografía, según un estudio de 2010 de Optenet.


Estefanía tiene 38 años y lleva mucho tiempo en ese mundo. Desde hace un año, se anuncia en la red y afirma que internet es su forma de contacto más habitual con los clientes. Tiene conocidos que a través de las redes sociales la recomiendan. «Me vendo como 'escort', que es una forma más disimulada de decir prostituta», afirma.


Ella afirma que prefiere internet porque «es más seguro» y no crea tanta polémica con los vecinos. «No hay abusos ni insultos, solo interactúas con los clientes que te visitan», dice.


Sus dos compañeras de piso, de 24 y 25 años, también se promocionan 'online' en diferentes plataformas, y aseguran tener éxito. «Siempre es importante mantener la discreción, así que los clientes nos mandan un mensaje y vienen aquí», cuenta Estefanía.


«Vendo mis vídeos caseros, hechos a la carta, tanto a particulares como a profesionales y empresas que quieran dotar sus webs de contenidos de pago», afirma Selena, una joven que dice tener apenas 20 años. En la web, ofrece previas de sus vídeos y «precios especiales» a los que «mantengan una relación comercial duradera». La fidelidad se premia como en cualquier negocio.


Como ella, otras jóvenes, sobre todo inmigrantes, se venden incluyendo muchas veces detalles sobre las condiciones de sus prácticas sexuales.


Erika muestra una foto suya desnuda, dice que es «de un país del este» e informa sobre sus cualidades, el teléfono de contacto «porque debe haber cita previa» y sus precios, que van desde los 40 hasta los 250 euros, aunque pueden aumentar si ella debe pagar taxi. Y no acepta tarjetas de crédito.


Hay páginas como Sitios de Zaragoza que venden su espacio a prostitutas de agencias y a otras que trabajan solas. Otros, además, ofrecen cortometrajes. La mayoría de estos espacios se desvinculan de las mujeres que anuncian y solo sirven como plataforma.


Hay sitios web en los que se encuentran hombres y mujeres que se apuntan a nuevas fórmulas, como la de los videochat. De momento, no hay ninguno de este tipo gestionados desde Aragón, pero sí muchas personas que emiten desde la comunidad.