COCINA NAVIDEÑA

La cocina amansa a las fierecillas

Aunque el delantal les arrastre por el suelo y el gorro de cocinero les quede grande, los niños, protagonistas de la Navidad, pueden ejercer de pinches de cocina con recetas fáciles y divertidas.

Setas rellenas
La cocina amansa a las fierecillas
WEBOS FRITOS

Días de fiesta, Navidad y comidas familiares son términos asociados, para lo bueno y para lo malo. Rara es la casa en la que no hay quebraderos de cabeza para pensar un menú, ni prisas de última hora para dejar el asado en su punto. Si además hay niños, la cosa se complica: quieren ayudar a preparar cosas demasiado complejas para ellos, y no les suelen gustar la comida 'de los mayores'. ¿La solución? Bucear por los cientos de blogs gastronómicos y atreverse con un menú menos convencional, con platos fáciles pero sorprendentes, en los que los niños pueden ejercer como pequeños pinches de cocina.


Para empezar, un clásico de los entrantes: una ensalada. Pero no una cualquiera, de esas ante las que los niños salen corriendo (ya se sabe, "de lo que come el grillo, poquillo"), sino una muy original en la que las verduras se esconden detrás de una presentación colorista: una ensalada para beber. De pepino y cebolla, tomate y piña, o tomate y sandía, es una receta rápida y que apenas ensucia: solo se necesita una batidora, manejada por la mano inocente de los pequeños chefs.


Otro plato estrella de las comidas familiares desde tiempos inmemoriales son los huevos rellenos. Pero, ¿por qué no darles una vuelta y presentarlos de una manera juguetona? Por ejemplo, a modo de setas rellenas. La única cocción necesaria es la de los huevos, y el relleno puede variar en función de gustos: de atún, de palito de cangrejo, de ensaladilla rusa... Como colofón, el 'sombrero' de tomate con motitas de mayonesa.


Seguimos con los salados: ¿qué tal unas piruletas de calabacín? De nuevo, verduras disfrazadas como chucherías: una rodajita de calabacín cubierta de mayonesa y parmesano, y con un ligero empanado. Antes de meterlas al horno, se pinchan en un palito y listo. Una receta muy fácil y muy apañada, ya que se pueden comer recién sacadas del horno o frías.


Para terminar la ronda salada, algo más elaborado pero que igualmente tendrá entretenidos a los cocinillas más precoces: un bizcocho de champiñones. Sustituyendo los ingredientes dulces por queso y champiñones, los clásicos bizcochos toman una nueva dimensión salada que también sorprenderá a los mayores.


Hora del postre


Sin duda, los dulces y postres son lo que más entusiasma a los niños (y a muchos padres), y lo que más fácil puede resultar de elaborar, ya que muchos postres no necesitan horneado. Como por ejemplo, las trufas: una receta facilísima en la que los pequeños de la casa pueden participar activamente, dando forma a las bolitas de chocolate. Esta receta es también un alivio para el cocinero adulto, ya que se pueden hacer el día de antes.


El turrón no puede faltar en las fechas navideñas, y una alternativa a los trozos presentados en una bandeja es una original casita de turrón. Paredes de turrón duro, ventanas de mazapán y tejado de barquillos componen una casa que rebaja a la categoría de tienda de campaña la casita dulce de Hansel y Gretel.


Otro típico postre navideño es el panetone, una 'especie invasora', ya que es italiano a más no poder. ¿Y si lo sustituimos por algo tan nuestro como una magdalena? Pero no una magdalena cualquiera (con la que los invitados, además, se quedarían con hambre), sino una megamagdalena, una idea que muchos blogueros gastronómicos han llevado a la práctica. Multiplicando las cantidades habituales y cambiando los moldes rizados blancos por una flanera grande, se puede conseguir que de una sola magdalena, decorada con helado o merengue, coman una decena de invitados.


Pero si hablamos de magdalenas, la estrella del mundillo son los cupcakes: las magdalenas de toda la vida, pero de colores, decoradas con cremas de mantequilla o queso, personalizadas... Los colorantes alimentarios, los rotuladores comestibles y el fondant (una pasta de azúcar muy maleable) pueden convertir estas delicias en auténticos lienzos en los que los más pequeños pueden dar rienda suelta a su vena artística y dejar boquiabiertos a los invitados.