IGLESIA

Fernando Sebastián cuestiona los cuidados paliativos a los enfermos

El arzobispo emérito recuerda que Cristo no los tuvo y dice que su muerte fue "digna".

El arzobispo emérito de Pamplona, el bilbilitano Fernando Sebastián, dijo el viernes que la muerte de Jesucristo en la cruz fue "absolutamente digna" a pesar de que "no tuvo cuidados paliativos".


Sebastián, encargado de pronunciar el tradicional Sermón de las Siete Palabras ante miles de personas congregadas en la plaza Mayor de Valladolid, catequizó sobre el modo en el que los cristianos deben enfrentarse a la muerte: "Jesucristo miró a la muerte cara a cara, con confianza, la aceptó con amor y la vivió descansando en los brazos del Padre Celestial". "¿Alguien puede decir que la de Jesús no fue una muerte digna?", interpeló el arzobispo emérito, quien animó a los hombres a acercarse a Dios para "encontrar dignidad" con la que afrontar la muerte.


Ante siete de los pasos que muestran a Jesucristo crucificado, Sebastián descontó una a una las "siete palabras", que recrean las últimas frases pronunciadas antes de morir en la cruz y que dan nombre a las tallas.


Sebastián pronunció palabras referidas a la muerte digna en un elevado tono al trasladar al tiempo actual las palabras "Tengo sed", que el cristianismo atribuye a Jesús en la cruz, y agregó que los cristianos españoles deben reflexionar sobre lo que le están negando en sus vidas cotidianas.


"¿Cómo no vas a tener sed ante una sociedad cada vez más olvidada de ti?, ¿cómo no vas a tener sed si muchas familias cristianas han perdido el recuerdo de tu vida, milagros y palabras?, ¿cómo no vas a tener sed ante miles de jóvenes bautizados para los que no representas nada?", se preguntó el arzobispo emérito.


Sebastián hizo también un alegato a favor de la libertad en un mundo "no solo plural, sino confuso y contradictorio" en el que "unos saben ver lo bueno y otros solo ven lo malo, para su desesperación", y avisó de los riesgos que entraña una "sociedad hierática e inhumana que nos quieren hacer ver".


"La fe cristiana no es enemiga de la convivencia", insistió el prelado antes de reclamar a los fieles que no tengan "miedo de nada ni de nadie", porque los católicos no necesitan "privilegios ni protecciones de nadie" al contar con Cristo como su "protector".


Vía Crucis en Roma


Por su parte, el papa Benedicto XVI portó el Viernes Santo la cruz al final de la última estación del Vía Crucis oficiado en el Coliseo de Roma, en una noche fría y de incesante lluvia, durante la que se recordaron las persecuciones que sufre la Iglesia católica en diversas partes del mundo. Benedicto XVI, al inicio del Vía Crucis, señaló que "los Coliseos se han multiplicado a través de los siglos".


Benedicto XVI presidió el Vía Crucis desde la colina del Palatino y aunque se había anunciado que llevaría la cruz en las tres últimas estaciones, finalmente, quizás por la fuerte lluvia, lo hizo sólo al final de la última El Papa, que cumplirá 81 años en abril, recibió la cruz de manos del cardenal Camilo Ruini, vicario de Roma, quien la portó en la primera estación y en las tres últimas.


Cuando esta semana se anunció que el Papa no recorrería, por primera vez, las estaciones del Vía Crucis y que llevaría la cruz en las últimas, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, explicó que no existía "ninguna razón para preocuparse". Indicó que "simplemente se ha decidido no añadir más fatigas a los duros compromisos de la Semana Santa".


El Vía Crucis del Coliseo romano fue instaurado en 1741 por el papa Benedicto XIV y tras decenas de años de olvido, en 1925 volvió a celebrarse. En 1964, Pablo VI acudió al Coliseo para presidir el rito y, desde entonces, todos los años acude el Papa.