APICULTURA

Del panal a la inseminación de abejas

Agustín Lorén, apicultor zaragozano, lleva cuarenta años dedicado a esta actividad. También ha creado en su casa un laboratorio para tratamientos genéticos con abejas.

Agustín Lorén, con bidones de miel.
Del panal a la inseminación de abejas
ARÁNZAZU NAVARRO

En casa de Agustín Lorén y Teresa Colás, en Zuera, todo gira en torno a las abejas. Llevan cuarenta años dedicados a la apicultura. Ellos producen, comercializan y Agustín incluso hace inseminación de abejas para mejorar la especie.


“Yo no he estudiado nada, a los 13 años empecé a trabajar. Era montador de muebles. Un día me compré un libro de apicultura, me gustó y empecé con las abejas”, cuenta Agustín, de 66 años, que tiene una empresa familiar de apicultura, junto a su mujer y uno de sus hijos.


Su propia casa es una escuela de apicultura. En la bajera tienen las máquinas y las bombas para filtrar la miel de los panales. En un taller, Agustín padre y Agustín hijo hacen a mano las cajas para las colmenas. En un pequeño almacén, el padre ha instalado el laboratorio para tratamientos genéticos. Y en un campo cercano tiene las colmenas.


“Tenemos 450 colmenas y cada años sacamos unas 25 toneladas de miel. Ahora es una época más tranquila de trabajo, hay que alimentar a las abejas y cuidar las colmenas. De marzo a septiembre recogemos la miel. Hay de muchos tipos: la primera es la de romero, luego viene la de tomillo, salvia y cantueso, espliego, alfalfa, melaza de encina… Somos trashumantes, en mayo llevamos algunas colmenas al Campo de Daroca para que las abejas cojan el néctar de las flores de allí”, explica. Es un apasionado de su trabajo que también da cursos a escolares y a otros apicultores.


Su explotación también se vio afectada por el síndrome de despoblamiento de las abejas. “En 2004, se me murió la mitad de la cabaña. Y entonces empecé con el laboratorio. Compré un aparato de inseminación de abejas en Dinamarca y aprendí a usarlo. Ahora mis abejas son ahora más fuertes, enferman menos, son menos agresivas y dan más miel”, cuenta. También ha hecho una incubadora para abejas y vende reinas que cría él.


“El sector está en peligro, tenemos que modernizarnos y ser reivindicativos. Las abejas son fundamentales para el equilibrio medioambiental. Es necesario poner coto al uso de fitosanitarios y transgénicos”, asegura.