Hay más de 7.500 millones de seres humanos en la Tierra. Y ese número crece segundo tras segundo. Porque aunque en lugares como Europa el balance demográfico ande un poco delicado y las cifras de nacimientos y muertes sean peligrosamente parecidas, en el conjunto del planeta nacen niños suficientes para compensar, de sobras, a las personas que fallecen. Los humanos estamos, pues, en continua expansión.

Pirámide de la población mundial con datos del año 2016.

Ante semejantes datos, cabe preguntarse qué posición ocupamos cada uno. Algo así como cuál es nuestro puesto -según el día de nuestra llegada al mundo- en la larga lista de los seres humanos vivos. El número cambia a cada momento, en función de los nacimientos y las defunciones, pero sirve para hacerse una idea de la magnitud de nuestro papel en eso que llamamos humanidad.

Les pondré un ejemplo: yo misma. Soy mujer, española, nacida en abril de hace 44 años. Con esos datos, y en este momento, soy la habitante 5.286.005.778 de la Tierra.

En todo el mundo hay unos 5.286 millones de personas más jóvenes que yo (el 70% de los seres humanos). Y unos 2.261 millones más mayores.

Y estoy entre los afortunados. Mi esperanza de vida ronda los 90 años, casi ocho más que si me hubiera tocado nacer en un país del Tercer Mundo.

También puedo saber que hay unas 265.301 personas que llegaron al mundo el mismo días que yo. Y de ellas, 11.000 lo hicieron más o menos a la misma hora.

¿Cómo sé todo esto? Cosas de la estadística. Y de internet, que nos permite descubrir datos y curiosidades de todo tipo.

Estos aparecen en la web http://population.io/ que a través de un elaborado cruce de datos estadísticos ofrece un montón de detalles, solo con nuestra fecha de nacimiento.

En internet también puede verse, casi en tiempo real, dónde y cuándo se producen  los nacimientos y muertes en el mundo (http://worldbirthsanddeaths.com/).

Y por si con todo ello les da por pensar en su propio fallecimiento, population.io también augura la fecha de tu muerte. En mi caso, el 21 de octubre de 2055. Leído así, les confesaré que da un poquito de susto. Y muchas ganas de salir corriendo a hacer cosas interesantes. ¡Tengo que aprovechar muy bien esos 46 añitos que me quedan!