¿Vas a renunciar a que tus hijos vayan de museos?

Muchos padres convierten sus excursiones o viajes familiares en una especie de peregrinación museística sin tener en cuenta ni la edad ni los gustos de sus hijos.

Lo mas recomendable es acudir a museos donde puedan interactuar, tocar, experimentar y pasarlo bien.
Lo mas recomendable es acudir a museos donde puedan interactuar, tocar, experimentar y pasarlo bien.
Heraldo.es

En nuestra propia ciudad, o cuando realizamos alguna excursión en familia a cualquier otro lugar, sobre todo con apetencias culturales, a la mayoría de padres no les resulta demasiado fácil llevar a sus hijos de visita a los museos. Nosotros, los padres, encantados, claro, pero los chavales, por lo general, no ponen muy buena cara y, en ocasiones, tenemos que llevarlos literalmente, arrastras.

Una experiencia abocada al fracaso

Como afectados por una especie de síndrome de Stendahl, muchos padres convierten sus excursiones o viajes familiares en una especie de peregrinación museística sin tener en cuenta ni la edad ni los gustos de sus hijos. Y, así, la experiencia está abocada al fracaso. Sin embargo, los educadores insisten en que una visita al museo con los chicos puede ser una aventura inolvidable; todo depende del enfoque que seamos capaces de otorgarle.

Temáticas didácticas

Lo mas recomendable es acudir a museos con una temática didáctica adecuada para su edad, donde puedan interactuar, tocar, experimentar y pasarlo bien, si son pequeños; pero si son un poco más mayorcitos –a partir de los 8 o 9 años– y nuestro objetivo es introducirlos en el maravilloso mundo del arte, deberemos comenzar por hacer una buena selección de lo que vamos a ver.

Evitar que la visita resulte pesada

A las dos horas, la visita puede resultar ya pesada. Además, es mejor que esta termine cuando los niños están entusiasmados y no exhaustos; así, la próxima, la cogerán con mayor interés. Ya saben la vieja máxima: mejor poco y bueno que mucho y malo. Y si antes les hemos hablado sobre las obras que van a contemplar, si hemos sido capaces de crear algo de emoción en torno a ellas, irán mejor predispuestos.

Sugerencia y sensaciones

Ya metidos en faena y delante de la obra –supongamos un buen cuadro, por ejemplo– no es necesaria una disertación en toda regla sobre el estilo o movimiento artístico en el que se enmarca la obra... El arte es sugerencia, y lo realmente importante son las sensaciones que los chicos acaban de experimentar delante del cuadro. Podemos empezar por conseguir que se fijen en los colores, en las formas, comentar el tema principal, los diferentes personajes, los objetos que llevan... Y hacernos preguntas, muchas preguntas para despertar su curiosidad.

Los verdaderos protagonistas

Que hagan de guías, dejándoles pararse donde ellos quieran –sin tocar, por supuesto– es otra buena opción. Así, se convertirán en protagonistas y, de paso, observaremos qué es lo que más llama su atención. Pero si no quiere arriesgar y busca el éxito garantizado, las visitas guiadas por profesionales son otra alternativa a considerar; muchos museos incluso tienen programas didácticos especializados para niños, que incluyen talleres y actividades plásticas sobre sus contenidos. Y mañana... ¿a qué museo vamos?

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