Enseña a tus hijos a ahorrar energía también fuera de casa

Fuera de su entorno habitual, nuestros hijos tienen que seguir manteniendo todas esas medidas medioambientales que tan bien han aprendido en casa.

Es mejor abrigarnos un poco que ir en pijama y descalzos por casa porque la calefacción nos asfixia.
Es mejor abrigarnos un poco que ir en pijama y descalzos por casa porque la calefacción nos asfixia.

Llevamos todo el año enseñando a nuestros hijos a reciclar los residuos que generamos, a cerrar el grifo del agua mientras se cepillan los dientes, a ir apagando luces en casa si no las necesitan, a dibujar en la parte de atrás de los folios ya usados... Continuar con esta excelente y necesaria labor, cuando salgas de viaje o de excursión con tus hijos, es muy importante, ya que tienen que seguir respetando todas estas medidas medioambientales también fuera de casa, de su entorno habitual.

Un grave error

Sería un grave error dejarles creer que porque están en un alojamiento hotelero, por ejemplo, o en casa de un familiar o de amigos, y como no pagamos nosotros las facturas del agua y de la luz, tienen derecho a derrochar. Y ahí estamos los padres, como siempre, para predicar con el ejemplo.

En bici, en bus o caminando

Una manera inteligente y muy sencilla de ahorrar energía, de no contaminar y de hacer ejercicio –tres en uno– consiste en dejar el coche bien aparcado cuando lleguemos a nuestro destino y hacer esos trayectos cortos en bicicleta o caminando. Y debemos hacer nuestra la máxima de eliminar todas nuestras huellas en el paisaje, ya sea urbano o rural. El sitio en el que tanto vamos a disfrutar hay que dejarlo tan limpio como lo encontramos: todos los residuos deben volver con nosotros –los termos de acero inoxidable para llevar las bebidas, además de conservarlas fresquitas, son mucho más ecológicos que las botellas de plástico, los 'brik' o las latas–. Y ya sabemos que una bolsa de plástico, la arrojemos donde la arrojemos, puede tardar hasta 100 años en descomponerse y un pañal entre 300 y 500.

Sin abusar de la calefacción

Abusar de la calefacción, sin necesidad se ha convertido en una de las principales causas de contaminación atmosférica, es un despilfarro mayúsculo e insistimos: aunque nosotros no la paguemos, ¡no es gratis!, alguien lo paga y el daño, tarde o temprano, lo pagaremos todos. Enséñales que es preferible recurrir a una manta para arroparnos en el sofá o a una chaqueta, que ir en pijama y descalzos por casa porque la calefacción nos asfixia.

Una compra siempre responsable

No hay que ser alarmistas, pero sí responsables, y a la hora de comprar debemos saber en cada momento qué adquirimos y el uso que le damos. Es muy conveniente enseñarles a nuestros hijos cómo realizar una compra responsable, no solo en el súper, sino de cualquier otro objeto que necesitemos.

Respetar la naturaleza y a los demás

Y la máxima de las máximas, debemos enseñar a nuestros hijos a respetar la naturaleza –las flores están para olerlas no para arrancarlas, y más si están en los jardines– y, por supuesto, también debemos enseñarles a respetar la diferentes culturas de las personas.

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