El otoño es una de las mejores épocas  para celebrar una boda, sobre todo este año, donde las temperaturas no han dado todavía tregua y el calor es la nota dominante.

La gama de colores otoñales incluye tonos muy cálidos y bonitos, como el dorado, el naranja, el rojo, el marrón, el ocre o las tonalidades café que encontramos en multitud de flores. Tal vez por eso, los ramos de novia de esta temporada resultan tan bonitos.

Una de las ideas más originales para confeccionar estos detalles consiste en complementar el ramo con pequeñas  piñas de varios tamaños. O hacer lo propio con los frutos del bosque y las bayas de hypericum, que aportan un toque muy especial y que se pueden encontrar en distintos tonos, como el blanco, el rojo, el naranja melocotón o el verde.

Pero si hay una flor otoñal por excelencia, esta es la dalia, que presenta una gran variedad de texturas y tamaños. Y junto a ella, las novias también se decantan por el áster, tan parecidas a las margaritas que llegan a confundirse. Estas  florecitas están en pleno auge hasta bien entrado el invierno y su gran variedad, con más de 500 especies y colores (azul, morado, rojo, blanco y rosa), las convierte en el complemento perfecto para el ramo.

Otra flor otoñal es el crisantemo, tan empleado como flor de difuntos y que hoy en día es una de las tendencias en alza en los ramos nupciales ya que tiene unos pétalos muy delicados y una variedad cromática ideal para combinar con cualquier tipo de tejido.

Ramos que en la mayor parte de los casos adoptan una forma redonda, ya que así son las flores de otoño por lo que resulta complicado ver algún ramo de novia con forma de cascada. Por eso, sí te casas en esta época del año, apuesta por modelos campestres, elaborados en tonos envejecidos y románticos. El acierto será seguro.