¿Sabías que el deporte desarrolla las habilidades sociales de tus hijos?

La pertenencia e identificación con el grupo, en este caso deportivo, potencia su capacidad para trabajar en equipo, una habilidad necesaria y muy valorada en nuestra sociedad actual, en todas sus facetas.

Con el deporte, los chavales aprenden que no siempre se gana, sino que también se pierde.
Con el deporte, los chavales aprenden que no siempre se gana, sino que también se pierde.
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Si ya lo decía Juvenal en los primeros siglos de nuestra era: “Mens sana in corpore sano”; y la frase ha hecho tanta fortuna que no necesita traducción. Tampoco vamos a insistir en los beneficios que la práctica del deporte reporta en la salud de nuestros hijos: que favorece su desarrollo físico, que previene las enfermedades cardiovasculares y combate la obesidad... Pero sí queremos y debemos destacar su enorme potencial en el proceso de adquisición de hábitos saludables y de sus habilidades sociales.

El deporte, como rutina

Lo ideal sería que el deporte fuera una más de las rutinas familiares, y, en este sentido, todavía podemos desarrollar numerosas actividades físicas al aire libre. Correr, saltar, nadar, jugar al fútbol, patinar... El juego y la diversión pueden actuar como auténticos propulsores, a la hora de introducir a los chicos en la práctica de algún deporte –por supuesto, respetando siempre sus aficiones y adaptado a su edad y condición física–. Y si es en equipo, mejor que mejor.

Trabajo en equipo, reglas y normas

La pertenencia e identificación con el grupo, en este caso deportivo, potenciará su capacidad para trabajar en equipo, una habilidad necesaria y muy valorada en nuestra sociedad actual, en todas sus facetas. Además, dicen los especialistas que aprenden a valorarse y a integrarse con mayores posibilidades de éxito en el denominado ‘grupo de iguales’. El verse obligados a respetar unas normas -entrenamientos, las reglas del juego-, imprescindibles para conseguir una meta común, les ayuda a encajar con mejor talante las propias normas de la convivencia familiar y del ámbito escolar.

No siempre se gana

Además, aprenden rápido una lección no siempre fácil de asimilar: que en el deporte, como en la vida, no siempre se gana, que también se pierde, lo que les permite afrontar y superar con menor dramatismo sus frustraciones. Y ahí estamos los padres, completamente entregados a sus entrenamientos, para mandarles mensajes de refuerzo cuando ganan, por haber ganado, pero también cuando pierden, por haberlo intentado. Lamentablemente, algunos padres no tienen muy claro el significado de este concepto y presionan a sus hijos sin piedad y sin darse cuenta de que con esta actitud, lo único que consiguen es socavar la motivación y la autoestima de sus hijos.

Esfuerzo, disciplina y respeto

Sentirse parte del equipo es una sensación muy gratificante para un niño, pero, como en cualquier otro colectivo, siempre hay conflictos que deberán aprender a resolver –por el bien de todos– a través del diálogo y la negociación. Y todavía quedan tres valores por descubrir: esfuerzo y disciplina, básicos para cualquier empresa en esta vida, y respeto. Respeto a los compañeros, al entrenador, a padres y profesores... y a los rivales.

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