Septiembre: tiempo para reforzar la autoestima de tus hijos

Un niño con una baja autoestima se rinde con facilidad ante el menor contratiempo y reacciona fatal ante las nuevas tareas que no domina.

Los niños con alta autoestima son más seguros de sí mismos, se quieren.
Los niños con alta autoestima son más seguros de sí mismos, se quieren.
Pixabay

Los niños y adolescentes con alta autoestima son más seguros de sí mismos, se quieren, valoran sus cualidades y se sienten importantes y capaces de afrontar cualquier proyecto; por el contrario, un niño con una baja autoestima, se rinde con facilidad ante el menor contratiempo. La comunicación entre padres e hijos y la observación son factores esenciales a la hora de detectar y valorar su nivel de autoestima y septiembre es un buen mes -el curso acaba de empezar- para situar ese nivel -¡ojalá!- por las nubes.

Temor a lo nuevo, lo desconocido

Según los expertos, una baja autoestima hace que los niños reaccionen fatal ante las tareas nuevas que no dominan, suelen ser muy críticos consigo mismos, valoran muy poco sus cualidades, por lo que se aferran a las pautas y modelos marcados de los demás, y, con frecuencia, son presa fácil de la tristeza y la soledad. ¡Menudo panorama!

Con el curso a medio gas

Podemos aprovechar este mes, en el que el curso todavía funciona a medio gas, para planificar las actividades escolares y familiares, contando con la opinión de nuestros hijos. Este es un método muy eficaz para fortalecer la cohesión de la familia y conseguir que ellos se sientan parte importante y valiosa del grupo familiar. Si un niño se siente fuerte, seguro y querido en casa, su respuesta en la escuela suele ser bastante positiva. A la hora de organizar las actividades extra escolares es preferible elegir aquellas que les gusten de verdad y en las que destaquen y debemos brindarles oportunidades y tareas en las que ellos puedan demostrar su responsabilidad y los padres nuestra confianza en su capacidad para llevarlas a cabo. Nuestra confianza incrementará la suya en sí mismos.

Todos somos imprescindibles

En este sentido, y aunque parezca demasiado obvio, las tareas del hogar, por ejemplo, son un campo abonado perfecto: sacar la basura, ordenar su habitación, ayudarnos a cocinar, recoger la ropa en los armarios, hacer pequeñas compras… no está reñido con hacer sus tareas escolares. Y hablar, hablar mucho con ellos, poniendo nuestras propias experiencias como ejemplo, para hacerles comprender que cada persona tiene unas cualidades y habilidades que la hacen especial e imprescindible. Vamos... que nadie es perfecto.

Si en algo insisten los psicólogos es en que no debemos reprochar nunca a una persona su conducta con expresiones del tipo: "Eso que has hecho no está bien” y tenemos de evitar siempre la típica frase inculpatoria: “Qué malo eres”, porque, al final, la autoestima del niño depende, en gran medida, de lo que escucha en casa.

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