Premio de consolación

El zaragozano Javier Zardoya narra para Heraldo.es su viaje al Polo Norte Geomagnético.

Miguel Gutiérrez Garitano, director de la Mars Gaming Expedition, y Javier Zardoya, tras hollar la cumbre virgen del Pico Sin Nombre.
Miguel Gutiérrez Garitano, director de la Mars Gaming Expedition, y Javier Zardoya, tras hollar la cumbre virgen del Pico Sin Nombre.
Javier Zardoya

Estos días hemos estado navegando por aguas del Ártico canadiense, resguardados en un pequeño golfo de la isla de Ellesmere al abrigo de los temporales que azotan el Estrecho de Smith. No fue fácil llegar. Cruzamos las más de sesenta millas que separan Groenlandia de América del Norte con vientos de casi 50 nudos, lluvia helada y vigilando al timón en guardias corridas por un mar repleto de icebergs y témpanos de hielo.

No fue nuestro viaje más placentero por así decirlo. Cuando bajé a intentar dormir, la zona de camarotes parecía una atracción de feria. Sólo faltaban los banderines y las guirnaldas. Era como querer conciliar el sueño subido a un toro mecánico. Un consejo: no lo intenten en casa.

Las horas fueron pasando más o menos así y -gracias a Dios- finalmente conseguimos llegar a tierra. Pese a que los partes de hielo del Gobierno canadiense apuntaban a que se abría un corredor entre el hielo, finalmente se descartó ir más al norte. La decepción cundió entre muchos de nosotros, que veíamos escaparse muchos de nuestros objetivos largamente planeados como el agua entre los dedos.

Pese a ello, merodeando en los alrededores, vimos de escalar algún pico que estuviese todavía virgen en esta isla inmensa, desolada por el frío y los hielos, y donde apenas viven 158 personas repartidas en un territorio la mitad que el español. Lo conseguimos el día 7 de agosto a las 11 de la noche. Quedó bautizada como la vía vascoaragonesa al Pico Sin Nombre.

A la vuelta al barco, un oso polar estuvo merodeando sigilosamente en los alrededores mientras lo vigilábamos de cerca con las cámaras y el rifle. La noche anterior otro oso rajó nuestra zodiac con sus garras al intentar subirse a ella. Es un premio de consolación a todas luces frente al gran objetivo que ansiábamos todos, sí, sin duda, pero la vida es una lucha constante contra las frustraciones y las voluntades enfrentadas en la que generalmente todos salimos perdiendo; y lo que es peor: muertos.

El mítico paralelo 82 seguirá estando ahí, esperando quizás su alcance en otro verano más cálido o menos caótico. También al Polo Norte geomagnetico habrá que buscarle en el futuro por otras latitudes. Después de todo, quizás sea en la mera búsqueda donde reside en sí el gozo de la aventura. Todo esto lo expresó mucho mejor el noruego Fridtjof Nansen, gran explorador del Ártico y premio Nobel de la Paz: "¿Es la lucha por alcanzar los objetivos lo que hace feliz a la humanidad? ¿De qué sirven los objetivos por los objetivos?... todos desaparecen... Es sólo cuestión de tiempo".

Diario de Javier Zardoya

1. Arranca la aventura hacia el gran norte

2. Primeros problemas en la aventura

3. El heroico Northabout

4.- Rumbo al reino de los hielos

5.- Navegando entre icebergs

6.- Artic delicatessen

7.- A las puertas del infierno blanco

8.- Primera derrota

9. Esperando el siguiente asalto

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