Rumbo al reino de los hielos

El zaragozano Javier Zardoya narra para Heraldo.es su viaje al Polo Norte Geomagnético.

Rumbo al reino de los hielos
Rumbo al reino de los hielos

Ya estamos todos. A pesar de la amenazante niebla que podía haber cerrado el aeropuerto, el avión de Nikolay Litau llegó a su hora a Upernavik, donde el resto de la tripulación le esperamos desde hace unos días.

El ex oficial de la SAS y capitán del Northabout, Mike Stewart y yo vamos a recibirlo. Litau es un viejo lobo de mar que bien pudiera haber salido de alguna novela de Herman Melville o Jack London, capitaneando alguno de esos barcos balleneros o a bordo de algún trineo de perros. Corpulento, barba canosa cerrada y unas manos de estibador, de los que boxean en sus ratos libres.

Habla un inglés básico con fuerte acento ruso, pero domina el propio idioma del mar. Desde hace décadas es una institución en Rusia y en el mundo de la navegación en aguas heladas. Según Mike, es “el mejor hombre del mundo para esta aventura” porque su pilotaje entre el hielo no tiene parangón. Tenemos suerte. A no pocas expediciones que se han adentrado en estos laberintos blancos les ha salvado el pellejo.

El equipaje de Litau es austero. Parece un tipo de los que tienen siempre preparada la mochila para huir de casa y hacer del mar su propio hogar. Tras abordar el Northabout saca de entre sus enseres la herramienta secreta para situaciones complicadas: una botella de vodka Berezka.

A pesar de sus más de 40 grados, tiene un paladar muy suave. Con un brindis del manjar ruso mientras nos encomendamos a Neptuno o a cualquier otro dios que gobierne por estos mares decimos adiós a Upernavik. A partir de ahora solo nos espera rumbo al norte, enfilando la costa groenlandesa con destino a Qaanaaq, la entrada al reino de los hielos.

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