"Papá, mamá, me voy de vacaciones con mis amigos"

A los 15 o 16 años, la mayoría de los chavales se sienten más atraídos por el grupo de amigos que por la familia. Pero... ¿a qué edad están preparados para romper el lazo familiar y empezar a volar solos?

En cuestión de edad, algunos expertos la llevan hasta los 18, con la mayoría de edad, ya que insisten en que no es bueno quemar etapas.
En cuestión de edad, algunos expertos la llevan hasta los 18, con la mayoría de edad, ya que insisten en que no es bueno quemar etapas.
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Hace unas semanas que estalló el conflicto: “Papá, mamá, estas vacaciones me voy con mis amigos”. ¡Tiembla tierra! En más de alguna ocasión, todos hemos escuchado el consabido comentario de que “hoy los chicos crecen más deprisa”. Y es cierto, pero ¿crece al mismo tiempo su grado de responsabilidad? Esta es la pregunta que debemos plantearnos los padres -según psicólogos y educadores - a la hora de abordar esta delicada cuestión: ¿a qué edad están preparados nuestros hijos para romper el lazo familiar y empezar a volar solos?

Más atraídos por los amigos que por la familia

Numerosos estudios corroboran que la pubertad –esa primera etapa de la adolescencia, que abarca desde los 10 a los 14 años en las chicas y entre los 12 y 16 en los chicos– se ha adelantado, lo que implica que, con tan solo 12 años, nuestros hijos se crean ya mayores, independientes. Por eso, no es de extrañar que a los 15 o 16, la mayoría de ellos se sientan ya más atraídos por el grupo de amigos que por la familia y la idea de pasar las vacaciones con los padres les aterre, mejor dicho, nos aterre a todos. En cuestión de edad, las opiniones son variadas: a los 16, a los 17; algunos la llevan hasta los 18, con la mayoría de edad –estos últimos insisten en que no es bueno quemar etapas–.

Pistas para valorar el grado de madurez y responsabilidad

Antes de pronunciar el "sí", los psicólogos recomiendan que los chicos hayan pasado por un periodo de aprendizaje, de pruebas, que nos darán las pistas suficientes para valorar su grado de madurez y responsabilidad: una noche duermen fuera de casa; más adelante un fin de semana; otro día, se han quedado solos al frente del domicilio familiar... y así, hasta que demuestren que su comportamiento es el adecuado: la independencia se gana día a día, no de golpe. En el fondo, nos guste o no, todos los padres sabemos si nuestros hijos están preparados o no y somos los únicos capaces de decidir. Es nuestra pesada carga de responsabilidad.

La influencia del grupo

Cada familia es un mundo; y cada adolescente ¡dos! Si la respuesta es: “Ni hablar, eres demasiado joven», hay que saber aguantar el tirón, ya que si cedemos y los chicos no son suficientemente maduros psicológicamente, pueden correr riesgos y estaremos cometiendo un grave error. Conviene no olvidar que el grupo potencia lo positivo, pero también puede alimentar determinadas actitudes y conductas negativas.

Pero si los hijos son responsables, esta es su oportunidad de demostrarlo y la nuestra de comprobar cómo se desenvuelven fuera del círculo familiar. Para empezar, con una semana de vacaciones será más que suficiente; y no es necesario convertirnos en detectives, pero establecer unas pautas de comunicación, flexibles, vía móvil, por ejemplo, es un plus de responsabilidad para ellos y de tranquilidad para nosotros, los padres.

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