¿Cómo distinguimos un huevo crudo de otro cocido?

Un simple truquito nos ayudará a saberlo.

Este huevo no está cocido: con nuestro truco, no habría hecho falta romperlo.
Este huevo no está cocido: con nuestro truco, no habría hecho falta romperlo.

Es un clásico: cocemos varios huevos para preparar una ensalada o para hacerlos rellenos y al empezar a cocinar nos damos cuenta de que son demasiados.

No hay problema. Metemos los que sobran otra vez en el frigorífico y los dejamos allí para aprovecharlos otro día.

Solo que, entre lo que compramos y lo que sacamos para comer, el interior de la nevera vive en constante cambio, y cuando llega la hora de usarlos de nuevo, tenemos un pequeños problema. ¿Cuáles eran los huevos cocidos? ¿Los pusimos a la derecha o a la izquierda en la huevera? ¿la huevera no estaba en otro lado? Total, un lío...

Para resolver este problemón, la física está de nuestro lado. Y no hace falta liarse a hacer complicadas ecuaciones. Basta con un sencillo experimento que nos dirá en un santiamén si los huevos están cocidos o no.

Tenemos que ponerlos a dar vueltas. Sí, como si fueran una peonza. Con este sencillo ejercicio aclararemos nuestras dudas.

Si el huevo está crudo, el rozamiento del líquido viscoso de su interior con la cáscara hará que deje de girar de forma casi inmediata. Si está cocido, al ser más compacto, dará vueltas con mucha más alegría y le costará más rato parar.

Trucos de cocinero para no dudar jamás sobre qué huevos están cocidos. Así de sencillo. Y así de eficaz.

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