Preparando el verano con tus hijos: experiencias positivas para crecer

Es tiempo de descansar, sí, pero las vacaciones de verano también nos ofrecen oportunidades para seguir educando y de plantear nuevos retos personales y en familia.

Si son optimistas, si los chavales creen el ellos mismos, las cosas les irán bien
Si son optimistas, si los chavales creen el ellos mismos, las cosas les irán bien
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El verano llama a la puerta y el curso escolar está ya casi vencido. Todos necesitamos unas más que merecidas vacaciones, un tiempo de descanso que tenemos que empezar a planificar y gestionar. Es tiempo de descansar, sí, pero también es tiempo de oportunidades para seguir educando y de plantear nuevos retos personales. Las vacaciones son el momento idóneo para retomar toda una serie de actividades relegadas por la rutina durante el curso y que ahora, precisamente, encuentran su oportunidad. Marta Soro Sancho, psicopedagoga, y María Antonia Morcillo, maestra de primaria y psicóloga, tienen algunas ideas que podemos transmitir a nuestros hijos. Algunas son las de siempre, pero otras… os sorprenderán.

El verano es un momento extraordinario para practicar deporte al aire libre -nadar, correr, pasear, dar una vuelta en bici-. Anima a tus hijos a que hagan ejercicio, a que se ‘desenchufen’ de la televisión y del resto de pantallas. Es tiempo de que salgan con los amigos, de conocer gente nueva, pero también de participar, colaborar y de ayudar a los demás. Invítales a empaparse de los aprendizajes que ofrece la ciudad o el pueblo, a mantener el contacto con la naturaleza, con todo su entorno… ten en cuenta que todo esto también es cultura. Y, por supuesto, puedes proponerles que vayan a los museos, al teatro, al cine, que escuchen música, que lean, que lean mucho, que se adentren en historias que les hagan soñar. Despertar su curiosidad y su imaginación ampliará su bagaje cultural, les hará más libres. En definitiva, conseguiremos que se envuelvan de experiencias positivas que les hagan crecer en todos los sentidos. Las vacaciones les van a permitir pensar y reflexionar en las cosas que han desarrollado con éxito durante este curso y en las áreas de mejora para el siguiente. Por eso, tampoco estaría de más que parte de las mañanas las ocupen en repasar y reforzar contenidos de diferentes materias. Anímales a que se pongan metas que les hagan superarse cada día. Si, por el contrario, tienen que estudiar forzosamente, porque han suspendido alguna asignatura, lo más importante es que no se depriman, no es necesario hacer un drama. Las vacaciones dan para mucho -24 horas al día, durante dos meses y medio- si saben organizar bien su tiempo. Puedes ayudarles a marcarse un objetivo que quieran conseguir, a planificar su tiempo de trabajo y de ocio... Es muy importante la actitud que adopten tanto en este aspecto como en todos los demás, si son optimistas, si los chavales creen el ellos mismos, las cosas les irán bien; el pesimismo, por lo general, solo anticipa el fracaso. El verano también es tiempo de conversación, de comunicación y diálogo familiar -durante las comidas, cenas, sobremesa-, pero tendrás que apagar la televisión… ¿estáis dispuestos? Las vacaciones son para todos. Es un momento para disfrutar juntos en familia y aprovechar para fomentar la convivencia, por eso, conviene repartir las tareas cotidianas y que tus hijos se inicien en aquellas que cada uno sea capaz de asumir, según su edad. Es momento de realizar actividades en familia: viajes, excursiones. Puedes animar a tus hijos a que participen en la preparación de los viajes. Os sugerimos elaborar una ‘guía turística’ de los sitios que vais a recorrer -lugares,monumentos, costumbres y tradiciones de la zona...-. También podéis jugar en familia -juegos de mesa, al aire libre-. El juego es una bonita forma de comunicarse y estrechar relaciones entre padres e hijos. Podemos recuperar esta entrañable costumbre que estamos perdiendo de escribir cartas y postales a los amigos y amigas, a los primos, a los abuelos… es bueno acordarse de los seres queridos en los momentos más agradables. Las vacaciones de verano proporcionan tiempo para la reflexión; puedes sugerirles a tus hijos que escriban todos los días un rato sobre lo que han hecho o cómo han pasado el día. Además de escribir, que es un ejercicio muy sano y conveniente, piensan y reflexionan. ¡Qué más se puede pedir!

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