Zaragoza, contra la mosca negra

El Ayuntamiento de Zaragoza comienza el tratamiento de los ríos en el término municipal que se prolongará hasta finales de julio.

Un técnico del Instituto Municipal de Salud Pública, aplicando el tratamiento en el Ebro.
Un técnico del Instituto Municipal de Salud Pública, aplicando el tratamiento en el Ebro.
C. I.

Como cada año, la subida de las temperaturas y los caudales mínimos propician la aparición de macrófitos en los ríos, los cuales se convierten en un caldo de cultivo idóneo para la aparición de la mosca negra, un insecto cuya picadura puede acarrear numerosas molestias que, en algunos casos, pueden acabar en el hospital.

El pasado 4 de mayo el Ayuntamiento de Zaragoza comenzaba a realizar una serie de muestreos en los ríos Gállego y Ebro para valorar la densidad larvaria. “La ausencia de riadas y acometidas y la escasez de lluvias han propiciado que disminuya el caudal y con ello la limpieza de los ríos, con lo cual han aparecido más algas fluviales y las primeras larvas de mosca negra”, explica Emilio Martínez, veterinario del Instituto Municipal de Salud Pública (IMSP).

Por ello, el 10 de mayo comenzaban las labores sobre estos cauces con un tratamiento larvicida biológico del que se han utilizado 200 litros en el río Ebro y 60 en el Gállego. “Produce una cristalización en el interior de la larva que acaba por eliminarla”, añade Martínez. Se trata del ‘Bacilo Thuringiensis’, una alternativa ecológica que se viene utilizando en Zaragoza desde 2011 y que solo afecta a las larvas de mosca y mosquito.

El tratamiento tiene una vigencia es de 2 a 3 semanas, por lo que desde el consistorio zaragozano aseguran que las labores se prolongarán hasta finales del mes de julio. Sin embargo, advierten que se deberían de tomar medidas en todo Aragón. “Nosotros llegamos hasta donde podemos pero estos insectos son capaces de desplazarse 20 o 30 kilómetros por lo que deberían tomarse medidas para paliar su presencia en toda la comunidad”, asevera el técnico.

La mosca negra ha incrementado su presencia a lo largo de los años debido al aumento de casos de su picadura, caracterizada por ser muy dolorosa y por la reacción alérgica, tanto que “es posible advertir el momento en el que nos está picando”, explica Javier Lucientes, catedrático y profesor de parasitología y enfermedades parasitarias en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza.

“Se trata de un díptero pariente del mosquito que, debido a su morfología de patas más cortas y apariencia más gruesa, se denominó mosca negra”, explica el experto. Este insecto siempre ha habitado en el Ebro debido a una peculiaridad muy concreta: vive en agua corriente en lugar de estancada como es lo habitual. “Sus larvas tienen una especie de ventosa y una seda pegajosa que les permite adherirse a las hojas de los macrófitos durante el tiempo que necesitan para desarrollarse”, añade. Esto les permite alimentarse de partículas en suspensión que se alojan en el propio cauce de los ríos.

Además, asegura que en los últimos años se han dado una serie de factores que han provocado “un aumento exponencial de su presencia como se ve y se sufre”, empezando por que el agua está cada vez menos contaminada. “Gracias a la labor de las depuradoras y a la limitación de los vertidos de productos químicos en los últimos años las aguas han mejorado mucho desde el ámbito toxicológico por lo que contienen más nutrientes y materia orgánica”, añade. Esto se ha traducido, a su vez, en la multiplicación de macrófitos, que son “lugares ideales para que se posen y se alimenten”, destaca Lucientes.

En esta misma línea, en el Ebro se ha dado otro fenómeno particular: la ausencia de predadores naturales a raíz de la desaparición de la fauna autóctona de peces que se alimentaban mayormente de artrópodos. Además, la temperatura y los factores climáticos pueden variar su ciclo vital. “Son insectos de sangre fría que pueden vivir de 3 a 4 semanas a varios meses dependiendo del clima”,

La que habita Aragón

En cuanto a las especies que han colonizado los cauces aragoneses, la más común es la denominada ‘Simulium erytrocephalum’, caracterizada por ser una de las más agresivas. “Estas moscas atacan tanto a personas como animales, causando en estos últimos grandes afecciones como falta de apetito por lo que los pastores han decidido ir a pastar a zonas alejadas de los ríos”, añade Lucientes.

En este caso, son las hembras de la mosca las que se desplazan a lo largo de kilómetros para alimentarse de sangre y vuelven a depositar los huevos. “Sus piezas bucales son muy pequeñas, por eso se dice que parece un mordisco, porque cortan la piel y es muy doloroso”, explica el catedrático. “Además, su saliva provoca una reacción alérgica que en casos de personas extremadamente sensibles puede acabar en el hospital”, asevera.

En cuanto a algunos consejos para evitar ser víctima de estas picaduras, lo mejor es utilizar repelentes o llevar la piel cubierta. “Al tener las piezas bucales tan cortas son incapaces de pasar una manga larga o la tela del pantalón con lo cual estaríamos protegidos en este caso”, concluye el experto.

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