¿Por qué se añade cera a la fruta?

Sí, esas manzanas tan relucientes están cubiertas por una capa de cera.

Dos manzanas perfectas y relucientes.
Dos manzanas perfectas y relucientes.
Pixabay

Esas manzanas perfectas y brillantes, que parecen sacadas de la cesta de la bruja de Blancanieves, tienen truco. Una fina capa de cera les da ese toque reluciente que ayuda a que entren por los ojos de los consumidores, incapaces de resisitirse a su buena pinta.

No solo les pasa a las manzanas: a los cítricos, los plátanos o las sandías también se les añade esa capa de cera que les da lustre y mejora su aspecto.

Pero, ¿es malo comerse esa cera? Los talibanes de lo orgánico desconfían de este tipo de sustancias, pero estos aditivos pasan estrictos controles sanitarios y -como en todos los productos alimenticios- están regulados y controlados al detalle.

Además, la idea de añadir cera a las frutas no se les ha ocurrido a los productores, sino que estos se han limitado a copiar a la naturaleza. Muchos de esos vegetales general una capa de cera de forma natural: es la forma que tiene la planta de proteger el fruto y de evitar la pérdida de humedad.

En el proceso de recogida y manipulación de las frutas se pierde buena parte de esa capa, así que los agricultores solo añaden nueva cera para imitar ese proceso natural.

En este caso, se emplea cera de abeja o cera de carnaúba, que se obtiene de un tipo de palma. Ambas son comestibles y ayudan a que nuestras manzanas lleguen sanas a la mesa, además de lustrosas.

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