Ivanka Trump, abucheada por asegurar que su padre defiende a las mujeres

La 'primera hija' se confiesa novata en política y asegura que el presidente impulsa la familia y un papel moderno de la mujer.

La canciller de Alemania, Angela Merkel, y la hija del presidente de Estados Unidos Ivanka Trump este martes en Berlín.
La canciller de Alemania, Angela Merkel, y la hija del presidente de Estados Unidos Ivanka Trump este martes en Berlín.
AFP Photo

Fue todo modestia, aunque defendió a su padre, el presidente estadounidense, Donald Trump, a capa y espada. Ivanka Trump, la 'primera hija' de EE. UU., se erigió en protagonista de la cumbre internacional Woman20, la reunión para reforzar el papel de las mujeres de los países del G-20, convocada en Berlín por la canciller federal, Angela Merkel, y a la que acudieron, entre otras, la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde; la reina Máxima de Holanda y la ministra de Comercio de Canadá, Chrystia Freeland.

En su intervención en el debate más relevante de la jornada reconoció ser una novata en política. Sobre todo, dijo, «escucho y aprendo mucho». Ivanka Trump no dudó en responder a los abucheos que se escucharon en la sala cuando se hizo referencia a su padre y aseguró sentirse «muy orgullosa» de él, además de subrayar que es un defensor de la familia y de un papel moderno de la mujer.

«He escuchado las críticas de los medios, pero sé por propia experiencia que mi padre, cuando todavía trabajaba en el sector privado, tenía una opinión positiva de las mujeres. Está convencido de que las mujeres tienen el potencial y los conocimientos para cumplir con su trabajo tan bien como los hombres», dijo ante los presentes. Ivanka Trump afirmó seguidamente que «los miles de mujeres que durante décadas han trabajado en el sector privado para mi padre pueden dar testimonio de ello».

Ella misma, indicó, es un ejemplo de esa afirmación: «Pude alcanzar todo aquello que quería alcanzar, pude tomar el camino que yo decidí» gracias a que su padre lo hizo posible y que no permitió «diferencia alguna entre mis hermanos y yo». La hija de Trump, que posteriormente visitó la escuela de formación profesional del consorcio Siemens en Berlín para conocer el sistema dual alemán y el Memorial del Holocausto junto a la Puerta de Brandeburgo -es judía conversa-, comentó que le resultó «muy interesante» la visita que Angela Merkel realizó a Washington en marzo, agradeció la invitación al foro de la mujer en la capital alemana que gestionó la jefa del Gobierno federal y subrayó que transmitirá a su padre de vuelta «los conocimientos y consejos» adquiridos en este viaje.

La Casa Blanca había anunciado que la participación de Ivanka Trump en la cumbre del W20 obedecía a una invitación personal de Merkel. Un portavoz de la Cancillería federal señaló, sin embargo, que la invitación partió de la Asociación de Empresarias Alemanas, aunque reconoció que a propuesta de la jefa del Gobierno germano. Ambas se conocieron durante la última visita a la Casa Blanca de Merkel, que ya entonces animó a la hija del presidente estadounidense a viajar a Alemania, sabedora de la gran influencia que ejerce sobre las decisiones de Donald Trump.

¿Es Merkel feminista?

A la hora da dar su opinión sobre el lema de la reunión, Ivanka Trump subrayó que «no existen recetas» para reforzar el papel de la mujer en la economía, ya que hay «diferencias culturales entre los países y también dentro de un solo país». Merkel, por su parte, señaló que impulsar la presencia femenina en la actividad económica es igual de importante en los países industrializados que en aquellos en desarrollo, aunque los primeros deben actuar de ejemplo para los segundos, y recordó que las empresarias «tampoco son mayoría en Alemania».

La canciller defendió además la introducción en su país por ley de una cuota femenina en los consejos de vigilancia de las grandes empresas. «Lo pedimos y suplicamos durante años. Los consejos de vigilancia se han ganado la ley, pero por no hacer nada», afirmó Merkel, quien, preguntada sobre si se considera una feminista, tuvo un momento de duda. «No me gusta adornarme con plumas ajenas», comentó la canciller, para confesar seguidamente que se llevaría a casa de la reunión «la presión de reflexionar si soy feminista o no».

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