Convence a tus hijos para que no fumen

Concienciar a los adolescentes es más complicado de lo que parece, ya que estos perciben los efectos nocivos del tabaco como algo muy lejano y que a ellos no les atañe para nada.

La edad de inicio de consumo de tabaco se está desplazando hacia abajo, situándose en los 12 años.
La edad de inicio se está desplazando hacia abajo, situándose en los 12 años.
Heraldo

Todos somos conscientes del gran perjuicio que representa para la salud y de los elevados costes sanitarios derivados de las enfermedades causadas por el tabaco. Además, intervienen Pedro Orós, pediatra, y Joaquín Martínez, experto en prevención, "según la Organización Mundial de la Salud, el consumo de tabaco es un factor de riesgo en seis de las ocho principales causas de defunción en el mundo, estimándose que provoca más de 5 millones de muertes al año, siendo de entre ellas las más conocidas y graves: la enfermedad coronaria, la enfermedad obstructiva crónica pulmonar (EPOC), los trastornos cerebro-vasculares, el asma y el cáncer de pulmón". El tabaco también puede ser el causante de otros cánceres en lugares u órganos "más alejados, aparentemente, del humo, como por ejemplo el de vejiga".

¿Cómo afecta el tabaco en las edades más jóvenes?

La infancia, explican Orós y Martínez, es la etapa de la vida en la que mayor importancia y gravedad adquiere el problema del tabaquismo. En este caso, como fumadores pasivos, los niños sufren los efectos del tabaco en enfermedades muy habituales en la infancia, como las infecciones respiratorias en vías bajas (bronquitis, bronquiolitis, neumobronco-neumonías vías altas, otitis, faringitis…). "No debemos olvidar, además, el papel tan nocivo que tiene el humo del tabaco en los niños proasmáticos. Y tampoco debemos echar en saco roto la influencia del tabaquismo vivido en el propio entorno familiar como un factor que sirve al niño-adolescente para llegar a ser un fumador en el futuro", añade Pedro Orós.

¿Y en la adolescencia? "En esta etapa, el  tabaquismo tiene una importancia especial, ya que a esta edad se sufren los mismos efectos que en las edades mas jóvenes, pero, sobre todo, porque la edad de inicio de los adolescentes en el consumo de tabaco es cada vez más temprana", argumenta Joaquín Martínez. Hasta no hace mucho, esta se situaba entre los 14 y 18 años. "Hoy, la edad de inicio se está desplazando hacia abajo, situándose en los 12 años".

¿Por qué es tan difícil concienciar a los adolescentes?

Ambos especialistas coinciden en que está demostrado, no solo por múltiples estudios, sino también por la experiencia más reciente, que la mejor forma de combatir el tabaquismo es la lucha activa institucional (prohibición de fumar) y las campañas destinadas a informar de los efectos de esta adicción tan perjudicial. Pero también destacan que concienciar a niños y adolescentes, principalmente, es más complicado de lo que parece, debido, sobre todo, a dos factores: el hecho de fumar es, ha sido y será siempre bien visto por los adolescentes, ya que se ve con cierta admiración al compañero que fuma; de alguna forma, siguen el ejemplo de padres y cuidadores, de la publicidad (hasta no hace mucho), el cine y la televisión. Todo ello contribuye, en gran medida, a que fumar se siga viendo como algo deseable y admirado. "Pero, además, todos los medios publicitarios empleados para alarmar sobre las enfermedades que provoca el tabaco pueden tener efecto entre los adultos, pero a edades tempranas sirven de bien poco, ya que los chavales perciben el mensaje como algo muy lejano y que a ellos no les atañe, para nada", añaden.

¿Qué argumentos podemos utilizar para convencerlos?

Se conocen muy bien -y los adolescentes lo saben- los efectos nocivos directos del humo sobre todo el árbol respiratorio superior (boca, faringe, oídos, laringe…) así como en el inferior (bronquios y pulmones). "Todos son conscientes de lo perjudiciales que son los ambientes cargados de humo y la mayoría de ellos han padecido sus efectos. Pero, estos argumentos cobran fuerza si los padecen o conocen a algún compañero o amigo que sufre una enfermedad asmática, en la que el contacto con ambientes de humo es perjudicial de forma inmediata y en ocasiones fatal", afirma el pediatra, mientras Martínez comenta que "también sabemos –desde hace poco y por estudios muy serios– que el tabaquismo, incluso el pasivo, incrementa el padecimiento de enfermedades muy graves asociadas a gérmenes tan importantes como el neningococo, causante de enfermedades invasivas, como la meningitis, sepsis…

"Un aspecto que podría parecer menor, pero que no debemos despreciar bajo ningún concepto -recuerda Pedro Orós- , es la relación existente del tabaco con afecciones de la boca, encías y dientes, que provocan molestias así como mal olor del aliento (halitosis), que puede perjudicar seriamente las relaciones interpersonales y por lo tanto soaciales. Y casi no habría que hacer referencia a la influencia tan negativa que tiene el tabaco en relación con todo lo referido a las actividades deportivas y, en general, con una vida sana y natural.

En definitiva, los especialistas nos recomiendan iniciar la lucha contra el tabaquismo "con el ejemplo de los mayores y promoviendo entre los más jóvenes hábitos y actividades saludables desde los propios hogares". Sin olvidar, por supuesto, lo importante que es contar con el apoyo institucional, con campañas efectivas –como ha sido la prohibición de fumar en lugares públicos–, que no solo ha servido para combatir el tabaquismo pasivo, sino que ha cosechado grandes éxitos en la lucha contra el activo.

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