Solo para adolescentes... desmotivados
La mayoría lo tienen todo y parece que no les importa nada. ¿Por qué? La falta de motivación, de energía y de un objetivo que perseguir en la vida pueden ser las claves.
¿Por qué teniendo toda una vida por delante hay tantos jóvenes y adolescentes que parecen no tener ganas de nada? Para Andrea Alloza Toledo, miembro de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía, la falta de motivación, de energía, de un objetivo que perseguir en la vida y de confianza en sí mismos pueden ser las claves. Para todos aquellos adolescentes y jóvenes que se sienten incomprendidos, infravalorados Alloza propone una serie de pautas y claves, porque, como ella misma indica, todos pasamos por esta etapa de cambio tan difícil pero tan maravillosa.
Piensa en tus valores y cualidades. Elabora una lista sobre tus virtudes, aquellas cosas que se te dan bien. Si no se te ocurren muchas, pregunta a tus familiares y amigos porque, muchas veces, las personas cercanas ven cosas buenas en nosotros de las que no somos conscientes. Tras leer esta lista descubrirás que eres capaz de muchas más cosas de las que creías. Estás a un paso de la edad adulta. Recapacita sobre las cosas en las que flojeas, esos comportamientos que deberías cambiar, esos conflictos que deberías abordar de otra manera. Estás a un paso de entrar en la edad adulta, tendrás responsabilidades y deberías dar lo mejor de ti. ¿Qué puedes hacer para ir mejorando? Sin prisa, pero sin pausa, céntrate en un aspecto que creas que eres capaz de lograr con poco esfuerzo y dirige tus acciones a conseguirlo. Verás cómo te sientes mejor si vas limando esas asperezas. Plantéate objetivos realistas y sé sincero contigo mismo. Cada persona es un mundo, a algunos les gustan las matemáticas, otros las detestan No te compares con los demás, tú eres único. En los estudios, en las relaciones, en el mundo laboral fija un objetivo alcanzable y a corto plazo, piensa en las acciones que tienes que llevar a cabo para conseguirlo y no lo pospongas para mañana. Es decir, no procrastines. Decirlo es fácil, lo complicado es llevarlo a cabo. No desistas, no te rindas a la primera de cambio, debes luchar con persistencia por lo que quieres porque nadie puede hacerlo por ti. Ponte en tu lugar. Se suele decir que debemos ser empáticos. Nos pasamos la vida tratando de comprender a los demás, de ponernos en el lugar del otro, pero ¿qué hay de ponerte en tu lugar? Compréndete. Comprenderse a uno mismo es, en muchas ocasiones, tarea difícil. Eso que te está pasando es normal, tus cambios continuos de opinión, los estados de ánimo fluctuantes, no saber qué hacer Sentirse triste y desanimado algunas veces es normal. Piensa qué le dirías a un amigo o amiga al que encuentras decaído. ¿Le animarías? ¿Le dirías que puede conseguir su objetivo? ¿Que todo lo malo pasa y que llegará lo bueno? Aplícatelo, deberías decirte eso mismo a ti mismo. Cuando te sientas incomprendido, valora la situación como si la miraras desde fuera. A veces, descubrirás que te preocupas por cosas que no son tan importantes como creías. Crea tu red social, pero real. No una red virtual a través del móvil o del ordenador, sino una de verdad. Relacionarse con gente que nos aporta experiencias agradables, divertidas, inolvidables, es tan importante o más que tener un buen currículum. Está claro que no quieres soltar tu móvil, de acuerdo, llévalo en tu bolsillo y céntrate en mirar a la persona que tienes al lado. A través de nuestros encuentros y relaciones con los demás nos forjamos como personas. Tener malas experiencias con amigos o parejas puede ser doloroso, pero trata de sacar algo bueno de estas situaciones. Aprender de lo que nos pasa nos ayudará a saber qué es lo que buscamos de las personas de nuestro alrededor y a conseguirlo. Respeta a tu familia, ella te cuida y protege. Aunque la mayoría de los días pienses que no te entienden, que te exigen demasiado o que quieren fastidiarte, no es así. Los padres, al igual que tú, son personas con sus obligaciones y sus preocupaciones, y tratan de enfrentarse cada día al mundo para darte lo mejor, lo máximo que puedan. A ellos, les debemos respeto, amor y cariño. Es cierto que todos nos podemos equivocar, que no tenemos por qué estar de acuerdo siempre, pero piensan en lo mejor para ti y siempre te apoyarán. Devuélveles algo de lo mucho que te dan con un buen comportamiento hacia ellos. Quiérete y cuídate. Tienes que convertirte en la persona que más te importa. Eres el único que siempre te acompañará. Sabes que eres una persona que merece la pena, sabes que eres capaz de luchar por tus sueños y de superar las situaciones complicadas que nos plantea la vida. Desde ese amor propio, serás capaz de amar y valorar bien a los demás, de forjarte un futuro mejor y de sentirte motivado y con fuerza para conseguir todo lo que quieras. ¡Ánimo!