La educación positiva... también desde casa

La familia es un ámbito privilegiado para desarrollar la piscología positiva. Y para conseguir la felicidad de nuestros hijos es mejor potenciar sus fortalezas que corregir sus debilidades.

Es muy importante trabajar con nuestros hijos las emociones positivas.
Es muy importante trabajar con nuestros hijos las emociones positivas.
Freepik

Esperanza Cid Romero, psicopedagoga y profesora asociada de la Facultad de Educación de la universidad de Zaragoza, define la psicología positiva como “el estudio científico de todo aquello que hace que la vida merezca la pena y la aplicación de sus resultados a entornos como la educación, el trabajo y el desarrollo personal”. Y la familia, insiste la psicóloga, “es un ámbito privilegiado para desarrollar la piscología positiva”. El padre de la psicología positiva, el estadounidense Martin Seligman, afirma que las personas no logran el éxito corrigiendo debilidades, sino potenciando fortalezas. “Así, pues -apunta Esperanza- conseguiremos el éxito y la felicidad de nuestros hijos potenciando sus fortalezas. Cid analiza algunas emociones positivas, que podemos trabajar y fomentar en casa con nuestros hijos.

Alegría: sucede en un instante, cuando nos encontramos en un ambiente familiar y seguro. Aparece en aquellos momentos ‘perfectos’ -un domingo con la familia, una felicitación inesperada- en los que sentimos que las cosas son, exactamente, como deberían ser y que sentimos que estamos, justamente, donde deberíamos estar. Gratitud: es cuando te das cuenta de que alguien hizo mucho más por ti de lo que era necesario, tal vez un vecino, un maestro... La gratitud abre nuestros corazones y activa el ‘botón’ de la reciprocidad genuina, que nos mueve a hacer algo por aquella persona que nos hizo tanto bien. Serenidad: como la alegría, se da en un ambiente familiar y seguro, pero se trata de una versión mucho más relajada, sostenida y sutil. Se disfruta cuando estamos totalmente presentes y somos conscientes de lo que estamos viviendo, ya sea comiendo un dulce o inmersos en un momento de contemplación. Interés: es un estado más elevado donde algo nuevo llama nuestra atención inspirándonos y provocándonos fascinación y curiosidad. A veces, se despliega como un abanico de nuevos retos que te permite mantener en crecimiento tus habilidades; esto, nos mantiene despiertos, vigorosos y sintiéndonos realmente vivos. Esperanza: aunque la positividad se genera cuando te sientes seguro y familiar, la esperanza es la excepción. Esta se produce cuando las circunstancias son difíciles o adversas y nos ilumina como un faro de luz, que refuerza nuestra creencia de que todo puede cambiar y mejorar. Orgullo: es una de las emociones catalogadas como de ‘auto-conciencia’, y muchas veces tiene una connotación negativa al asociarlo con la soberbia. Si se equilibra con algo de humildad, su positividad radica en que nos permite atribuirnos los logros que resultan de un esfuerzo genuino y de un trabajo duro. Diversión: la encontramos en aquello que nos hace reír y nos permite la recreación; es, a veces, una inesperada chispa que brota de manera espontánea y que nos ayuda a cambiar o a ‘refrescar’ nuestra perspectiva. Inspiración: es como una bocanada de oxígeno que toca nuestra vida, el corazón y nuestra mente, activando la imaginación, la creatividad y la motivación. Sentirse inspirado por algo o alguien dispara nuestra atención y le da calidez a al corazón.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión