El descubrimiento por parte de la NASA de los siete exoplanetas similares a la Tierra ha tenido una gran repercusión en todo el mundo. Pero, ¿cuál es la importancia de estos nuevos cuerpos celestes? ¿Por qué han generado tanta expectación? Antonio Elipe, director del Centro Universitario de la Defensa (CUD) y catedrático de Matemática Aplicada de la Universidad de Zaragoza explica algunas razones para ello. Una de ellas es que “tienen un tamaño similar al de la Tierra, previsiblemente, serán de tipo rocoso y al no estar muy alejados de su sol, podrían darse circunstancias como para que haya vida en ellos”, informa el director del CUD.

Otro de los motivos de su notoriedad para este especialista en Mecánica Celeste es que “el descubrimiento lo ha hecho la NASA que tiene un sistema de marketing excepcional, donde cualquier tontería que descubren, automáticamente, sale en todos los teletipos”, explica Elipe.

Además, “no es un hecho único”, dice el catedrático. “En 1992 se descubrió el primer planeta que giraba alrededor de una estrella fuera de nuestro sistema solar, y desde ese momento llevamos descubiertos más de 3.000 sistemas solares como ese”, apunta Elipe e insiste: “Es un anuncio que hay que cogerlo con pinzas. Se ha detectado que existen pero nadie los ha visto porque están a 40 años luz”.

“Nadie sabe si van a tener agua o si va a haber vida, aunque sí están dentro de lo que se llama 'zona habitable', con unas circunstancias parecidas a las de la Tierra, por lo que cabe pensar que si aquí se ha desarrollado vida, por qué no se va a desarrollar ahí”, asevera el director del CUD. Por ahora se conoce muy poco sobre estos nuevos cuerpos. “Solo se sabe su tamaño, su órbita, la distancia a la que están de su sol y lo que tardan en dar la vuelta alrededor de él. Ahora se tiene que averiguar su composición, pero hasta dentro de varios años no podremos saber con certeza cómo son”, explica el catedrático.

Ciencia o ficción

La noticia de este descubrimiento no ha pasado desapercibida en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc. “No vamos a pensar en encontrar vida como la nuestra , pero podría estar en fase primordial”, dice José Ángel Villar, director científico de este laboratorio y catedrático de Física Atómica Molecular de la Universidad de Zaragoza. “Desde el punto de vista estadístico sería arrogante pensar que somos los únicos en todo el universo. Es previsible que pueda haber o haya habido vida, aunque no deja de ser una especulación, porque nadie se ha puesto en contacto con nosotros”, explica Villar.

Si se descubriese que estos planetas pueden albergar vida similar a la nuestra, serían vistos por muchos como un futuro destino que pudiese acoger una colonia humana espacial. Una idea que es más propia de la ciencia ficción, pero que está presente en la mente de muchos. “Se está vendiendo como uno de los atractivos de las misiones espaciales, el buscar un sitio donde el ser humano pueda vivir porque este mundo se nos queda inhabitable”, dice Antonio Elipe.

“Además, hay que justificar ante el contribuyente porqué se invierte tantísimo dinero en misiones espaciales y para ello, se busca un objetivo, un reto que emocione a la gente. Es una táctica de marquetin. ¿Podría darse el caso? Yo lo dudo, pero en ciencia nunca se puede decir algo tajantemente, porque la historia nos ha demostrado que cosas que parecían imposibles después se han llegado a cumplir”, concluye Elipe.