Siete tipos de estudiantes que puedes encontrar en la biblioteca

Durante la época de exámenes, en las bibliotecas, como en la jungla, existen una flora y una fauna propias. Si uno se queda en una esquina, como un mero observador, es fácil empezar a agrupar a los diferentes tipos de estudiantes que trabajan por introducir conocimientos en sus cabezas, con más o menos suerte e interés.  Los diferentes comportamientos, obsesiones y rituales de los universitarios durante la época de exámenes ha llevado a que Uniplaces.es, un servicio de reserva de alojamiento para estudiantes, les haya agrupado en siete tipos.

 El que siempre está en tensión. Las horas antes, durante y después de un examen son para él momentos interminables de tensión. Puede que esté así porque les preocupe la nota o porque se haya tomado tal cantidad de café y suplementos energéticos  cuyos efectos aún tardarán unos días en desaparecer.  Al que el tiempo y el espacio siempre le parecen insuficientes. Aparecen al examen equipados con cinco bolígrafos de distintos colores y tipos, rotuladores para subrayar y calculadoras, demostrando seguridad e impacientando al resto. Para ellos las dos horas de examen son siempre pocas, teniendo en cuenta todo lo que tienen que contar, y nunca tienen suficientes folios, por lo que siempre piden más para desesperación y horror de sus compañeros. El experto en chuletas. En cada examen, en vez de estudiar, se prepara a conciencia los mejores lugares y trucos para ocultar chuletas. Estas técnicas van desde escribir en el boli el texto con un alfiler que solo él verá a trasluz, ocultar textos en mangas de camisa o vueltos de una falda, o pegar el cambiazo de un tema completo en base a la ley del mínimo esfuerzo. El que aprueba sin estudiar. Son un raro espécimen, puede que, en realidad, no existan y se trate únicamente de jóvenes que dicen no estudiar mientras en su casa se queman las pestañas frente a los libros, aya que lo normal es que se dediquen importantes horas de estudio al examen. Sin embargo,  siempre existe alguno que dice destinar su tiempo a otras cosas más entretenidas. Así,parece que, mientras unos hincan los codos, otros disfrutan de la vida y, además, aprueban. No obstante, también existe una versión con menos éxito de este tipo de estudiante: el que no estudia pero se presenta al examen para ver de qué va. En estos casos, lo que más importa al estudiante no es el aprobado sino tantear el examen de cara a la siguiente convocatoria para la que se ha prometido a sí mismo estudiar. Los que apuestan porque van a tener la suerte. Aunque este tipo de estudiantes suele prepararse el examen a la hora de la verdad se le olvida todo. El estrés y la tensión han terminado con su memoria y en lo único que piensa es en escribir lo poco que aún recuerda y dejar que la suerte haga su trabajo. Una variante serían aquellos estudiantes que apelan al destino debido, fundamentalmente, a que no le importa el examen. Le da igual la nota que saque e incluso le da igual aprobar. El desaparecido. Lo más normal es conocer a todos los compañeros de clase, al menos de vista. Aún así, siempre existe un grupo de universitarios que, a pesar de estar matriculados en la asignatura, nunca aparecen. Así, tras cuatro meses, el resto de sus compañeros aún no les han puesto cara y, probablemente, seguirán en el anonimato ya que, con bastante seguridad, tampoco aparecerán por el examen. Los que comentan la jugada. Lo habitual es que al terminar un examen los estudiantes deseen despejarse un poco, excepto aquellos que buscan desesperadamente comentar las preguntas y contrastar sus respuestas. Este tipo de estudiante logra poner nervioso al que está más seguro de su examen y terminar de hundir a aquellos que consideraban que quizás habían aprobado.¿Te identificas o conoces a alguien que, claramente pertenezca a alguno de estos grupos?