“Las personas que se abrazan tienes mayor resistencia a virus como el de la gripe”

Este sábado se conmemora el Día Internacional del Abrazo, una celebración que surgió en Estados Unidos hace 31 años.



Las personas guardamos un mínimo de 1,23 metros al interactuar con desconocidos, según los estudios de proxémica, la disciplina que se ocupa del espacio y la distancia de la comunicación. Romper esa barrera no es lo habitual y menos todavía si se trata de dar un abrazo. Rodear a quien no conocemos puede ser incómodo, como reconoce la psicóloga clínica Cristina Equiza: “La cercanía nos impone, nos molesta rozar, por eso guardamos una distancia física”. El valor del abrazo no solo radica en aproximarse, también consiste en “transmitir una emoción que das y recibes a la vez, es un gesto de valorar a la otra persona que solemos dejar para el ámbito privado, aunque quizá deberíamos ser más públicos”, comenta Equiza.


Así lo debió de pensar también Kevin Zaborney, el creador del día del abrazo —hoy llamado Día Internacional del Abrazo—, en 1986. Este estadounidense, natural de Michigan convocó, a través de una publicación, a sus compatriotas a dar muestras de afecto en público el 21 de enero. Esta fecha se sitúa en la que, según los expertos, es la época más triste del año: la situada entre el final de las fiestas navideñas y antes de San Valentín.


A pesar de su entusiasmo, Zaborney invitó a que siempre preguntaran primero antes de abrazar. Desde entonces, paulatinamente, esta práctica se ha extendido no solo en el día señalado para la ocasión, sino regularmente con el movimiento internacional “abrazos gratis” (‘Free Hugs’ en su nombre original). Su fundador, el australiano Juan Mann, decidió que, en 2004, repartiría abrazos en Sidney para consolar a las personas que, como él, atravesaban un mal momento en sus vidas.


Pero los beneficios de los abrazos han sido objeto de estudio científico más allá de su dimensión emocional. La Universidad Camegie Mellon de Pensilvania concluyó, tras analizar 404 casos, que “las personas que se abrazan habitualmente tienen mayor resistencia a los virus comunes como la gripe, además de reducir el estrés”. Además, los psicólogos recomiendan abrazar frecuentemente a personas con enfermedades degenerativas como el Alzheimer para aumentar su tranquilidad.


Según la psicóloga Elsa Punset, experta en emociones, la “química del bienestar” se libera tras seis segundos de abrazo, aunque la media es de tres segundos en los países occidentales. Cuanto más dura el abrazo, más oxitocina se libera y mayor es la sensación de bienestar.


“Yo lo resumiría con una frase que me decía un profesor en la facultad: ‘Todos llevamos un cartel en la frente que dice "Soy querible. Quiéreme"”, concluye Equiza.

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