Negro, con leche, con almendras... pocos son los que se resisten a saborear, de vez en cuando, una deliciosa onza de chocolate.

Este derivado del cacao, que llegó a Europa tras el descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón, se ha convertido en una delicia imprescindible y que forma ya parte de la gastronomía del Viejo Continente.

Aunque hay diferencias en cuanto a su consumo. El récord lo tienen los británicos, que comen una media de 10 kilos por año, seguidos de los alemanes (8,1 kg) y los franceses (6,8 kg). La cuarta posición es para los españoles, que toman unos 3,9 kg al año.

Los excesos, ya se sabe, no son buenos. Pero los últimos estudios revelan que el consumo de chocolate tiene efectos beneficiosos para el organismo. Y no solo por lo placentero que resulta saborearlo.

Según la Universidad de California, quienes comen chocolate suelen tener un índice de masa corporal inferior al de aquellos que no lo consumen.

El consumo moderado sobre todo de chocolate negro -que lleva mayor proporción de cacao-, ya había sido relacionado con algunos cambios metabólicos favorables en cuanto a presión arterial, sensibilidad a la insulina y niveles de colesterol. Los investigadores californianos han descubierto ahora que comer pequeñas cantidades de chocolate puede ayudar a reducir la acumulación de grasa y compensa así las calorías extras de su consumo.

No obstante, hay que tener cuidado, porque a muchos tipos de chocolate se les añade azúcar y grasa, y estas sí que nos hacen engordar.

Así que, la receta está clara: chocolate, sí, pero mejor si es negro y lo tomamos en pequeñas dosis.