6 consejos para evitar la tensión de los deberes

La crispación y las broncas diarias pueden provocar desmotivación y falta de interés por los estudios.

La desmotivación, uno de los mayores peligros.
La desmotivación, uno de los mayores peligros.
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Al margen de polémica, deberes, sí, deberes, no; lo cierto es que las tareas escolares para casa provocan crispación y tensión en un elevado porcentaje de familias. Tensión y alguna que otra bronca, por qué no admitirlo, “que terminan generando -reconoce el psicopedagogo Fermín Carrillo González- una atmósfera emocional negativa y, lo que es peor, la desmotivación y pérdida de interés hacia el estudio, por parte de los chavales”.


Si sabemos que nos exasperamos, que los adultos perdemos los nervios ante estas situaciones que, por lo general, se repiten a diario, ¿por qué no intentamos calmarnos y afrontarlas con filosofía y algo más de paciencia? “El autocontrol, en estos casos -reconoce el especialista- es esencial y solo es posible conservarlo si somos conscientes de lo que su pérdida genera”.


¿Qué podemos hacer para evitar esta situación? Nuestro psicopedagogo responde: ¿Entienden nuestros hijos lo que están haciendo? Uno de los motivos por los que los niños se despistan y se demoran a la hora de hacer los deberes es porque no saben qué están haciendo. Y, por lo general, no tiene la menor idea de para qué sirven los números romanos, las magnitudes, los logaritmos, los artículos y pronombres posesivos, la clasificación de los seres vivos… Si empleamos tan solo tres minutos antes de iniciar los deberes a ayudarles a preguntarse por la utilidad de las cosas, facilitaremos la motivación de su resolución. El refuerzo apropiado. Son más útiles los refuerzos verbales y sociales -una palmadita en la espalda, una sonrisa o un «¡pero qué listo eres!»-, cuando acaba o hace correctamente un ejercicio, que la promesa de un premio como jugar a la play o ver la televisión. Si no hay errores, no hay aprendizaje. Las emociones envuelven todo lo que hacemos. Es importante tomarse con sentido del humor los errores. Si no hay fallos, no hay aprendizaje. Y, lo más importante: mostremos entusiasmo a nuestros hijos. Lo estudiado hoy se olvida en pocos días; pero el entusiasmo o el odio, asociado a lo estudiado, perduran por mucho tiempo; a veces para siempre. No siempre necesitan ayuda. Tenemos que saber evaluar cuándo se demoran o se despistan. En muchas ocasiones, la causa es que no saben hacer o no entienden una determinada tarea. Es entonces cuando debemos ofrecerles ayuda. En cualquier caso, es muy positivo que sepan que siempre pueden contar con nosotros. Juntos aprendemos mejor. No olvidemos que el aprendizaje es social y que, de vez en cuando, resulta muy positivo jugar y desarrollar actividades en familia, tomando como referencia el trabajo escolar de casa. Podemos hacerles preguntas, como si estuviéramos en un concurso de televisión sobre lo que están estudiando en Lengua; o hacerles una 'entrevista', como si fueran verdaderos expertos en animales y plantas; o jugar a 'pasapalabra' con el vocabulario de inglés. Crecer aprendiendo. Y, lo más importante, tenemos que hacerles sentir que los deberes son imprescindibles y que son aplicables a muchas circunstancias de la vida. Nuestra obligación es ayudarles a sentirse competentes aplicando las materias que estudian a diario en su vida cotidiana.

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