Se alquilan 'culturetas' desaliñados para fiestas de pijos

En 1960, una asociación neoyorquina tuvo la idea de contratar a personas ricas para dar color a sus reuniones sociales. Y HERALDO lo contó.

Es mayo de 1960. En literatura, la generación ‘beat’ ya es conocida en la sociedad estadounidense, con autores tan famosos como Jack Kerouac o Allen Ginsberg: novelistas de estilo salvaje, poetas malditos… en el Village de Nueva York se reúnen sus seguidores y colegas, los ‘beatniks’, tipos brillantes de aspecto descuidado. Uno de ellos tiene la idea genial de alquilarse a los ricos para dar color a sus reuniones sociales: ellos andan en vaqueros y jerséis entre gente trajeada e impecable, recitando poesías, tocando la guitarra o filosofando con los burgueses por cantidades que van de 25 a 50 dólares la fiesta. El entusiasmo de los ricos por la idea es absoluto. Como ‘la cena de los idiotas’, pero al revés: los ‘listos’ son quienes se ofrecen, y les resulta rentable ser los extraños en ese ambiente selecto.


Una divertida organización neoyorquina

Alquilan ‘tipos raros’ para reuniones ‘snobs’

NUEVA YORK. (Agencia "Fiel").

En Nueva York, la ‘dolce vita’, la ‘buena vida’, todavía no ha encontrado su director cinematográfico, pero ya tiene muchos secuaces. Generalmente, se trata de ‘hijos de papá’, de señoritos que están todavía creciendo, de padres que no quieren envejecer, de aspirantes a actrices o actores, de supuestos aristócratas de paso, de profesionales de la ‘cara dura’, capaces de olfatear un ‘party’ a muchos kilómetros de distancia.

En invierno en los apartamentos de Manhattan, en verano en los chalets de Fire Island, la ‘dolce vita’ continúa hasta el amanecer y termina con un desayuno a base de champán.

En esta clase de ambientes ha iniciado, no hace mucho, su penetración una organización comercial que dirige Fred McDarrah, un fotógrafo aficionado, especializado en retratar ‘beatniks’, ‘tipos raros’, digamos, aunque la traducción más aproximada podría ser algo así como ‘sujeto que no se lava y viste descuidadamente’. Figura conocidísima en los locales de Greenwich Village, donde la ‘generación cansada’ no constituye ya un fenómeno ni siquiera para los turistas. Fred McDarrah ha agrupado a su alrededor a unos pocos supervivientes de esa generación, duros de pelar, formando una sociedad regular, que ha lanzado con el siguiente slogan publicitario: "Se alquilan ‘beatniks’".

La cosa ha suscitado un gran interés: "No tenemos ni una noche libre -afirma McDarrah- trabajamos como locos".

Por una -cifra que varía entre los 2S y los 50 dólares por noche, la organización proporciona "gente un poco descuidada en el vestir, pero brillante". Vestidos con pantalones vaqueros y jerséis viejos, calzados con playeras rotas, con el pelo y la barba descuidados, armados de "bongó", constituyen actualmente el número central de las reuniones de éxito.

Pueden permanecer tranquilos, repartidos entre los huéspedes y proporcionando simplemente un ataque de color, o añadiendo unos pocos dólares más, leer poesías o dar conferencias: en general, unas y otras de violento contenido precisamente contra el tipo vida que son llamados a animar.

Chocando los dedos (porque los aplausos, están rigurosamente prohibidos), los asistentes a la fiesta se muestran, sin embargo, satisfechísimos. Y, frecuentemente, a los aplausos añaden dólares, que el ‘beatnik’ de turno, dando una vuelta por el salón, recoge en un cestito.

"Nosotros no queremos ofender a nadie -precisa McDarrahi-, pero, por otra parle, no podemos renunciar a nuestras ideas, a nuestros principios, aunque nos veamos obligados a trabajar para vivir. La buena vida tiene sus exigencias. Nosotros tenemos las nuestras".

Franco Occhiazzi


(Noticia de hemeroteca recopilada por Elena de la Riva y Mapi Rodríguez. Documentación de Heraldo de Aragón)

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