Tercer Milenio

'Arstronomy' explora la influencia de la investigación o la astronomía entre otras

Reúne obras de cuarenta creadores de la guerra fría a la galaxia digital.

Habrá quien lo tilde de 'marcianada'. Pero se trata de una exploración muy seria sobre la influencia de la investigación científica, los viajes espaciales, la ciencia ficción, la ufología o la parapsicología en el arte contemporáneo. 'Arstronomy' aterriza con vocación agitadora en la Casa Encendida de Madrid y ofrece una selección de obras, muchas 'alienigenas', de 40 artistas, consagrados y frikis, internacionales y nacionales que casan ciencia, tecnología e imaginación.


Piezas en muchos casos extrañas y desconcertantes, desde la primera mini-escultura supuestamente arrojada en la superficie lunar en 1972, a una selección de cálculos biliares, renales y de vejiga, junto a obras de creadores artísticamente abducidos por sus avistamientos de objetos voladores no identificados.


Comisariada por Danielle Tilkin, responsable de muestras históricas como al dedicada a Louise Bourgeois, 'Arstroniomy' aborda su propuesta desde lo astral, lo cósmico, lo científico, lo ufológico o lo paranormal. Asuntos todos presentes en el arte del siglo XX y que han sido a menudo fuente fundamental de inspiración, reflexión y provocación para muchos creadores.


Hay fotografías, vídeos, pinturas, esculturas e instalaciones de varias generaciones de artistas interesados por la carrera espacial, lo avances científicos, la vida extraterrestre o lo paranormal desde muy distintas ópticas. Creedores como Yves Klein, que además de patentar su legendario 'azul Klein' y epatar con sus performances, fue un friki de la exploración espacial. Thomas Ruff, Thomas Struth, Tony Oursler, William Kentridge, Keith Haring son algunos de los creadores internacionales desplegados por las cinco salas de la Casa Encendida.


Entre los españoles Joan Rabascall, Robert Llimós -cuya obra cambió radicalmente tras el avistamiento de un OVNI en Brasil e incluye unas esculturas de alienígenas que inspiraron el proyecto a la comisaria- o Alfonso Borragán. Hay extraterrestres de hielo, videorevisiones de la kryptonita de Supermán y sus poderes, inquietantes retratos de personas contactadas por extraterrestres -los del neozelandés Peter Stichbury- o un cálculo creado con la mezcla de los fluidos de persona a los que Alfonso Borragán invitó a masticar lo que se suponía era polvo de un meteorito.


La muestra reúne respuestas artísticas a preguntas eternas para el género humano, como si estamos o no solos en el universo, o sobre la trascendencia del espíritu que fascinan estremecen o entusiasman en función de las creencias y convicciones de cada cual. De la guerra fría, que tanto juego dio a los creadores interesados por la carrera espacial, llega al arte conceptual y al vídeo que indaga en los confines de la galaxia digital o el los avistamientos de naves extraterrestres.


Arranca en los años cincuenta, en plena agitación entre lo utópico y lo científico, "cuando el espacio se convertía para algunos en una metáfora de la huida y el anhelo de libertad y, para otros, en una búsqueda de todo lo que aún está por revelar y explicar" aseguran los organizadores. Revisa los cómics, las películas de ciencia ficción y las series de televisión que introdujeron el viaje espacial y la investigación cósmica en la cultura popular, desatando la curiosidad y suscitando diferentes debates y controversias.


Se complementa con un ciclo de debates con científicos, cineastas, ufólogos y filósofos entre los que destacan Jacques Vallée, quien inspiró a Steven Spielberg para su película 'Encuentros en la tercera fase', 1977- además de conciertos y proyecciones bajo el irónico título de 'Marcianadas'.