Llega la noche más terrorífica

Brujas, esqueletos, calabazas o murciélagos decoran colegios, casas y locales en la noche de Halloween.

Han llorado porque hasta los angelitos se convierten en pequeños demonios. Muchos colegios de Aragón y de toda España se sumaban este viernes a la tradición estadounidense y se llenaban de brujas, de esqueletos, de calabazas y de murciélagos.


Hasta los profesores se ponían sus galas más oscuras. Todos estaban encantados con haberse disfrazado para ir al cole el día de Halloween.


El disfraz de Elsa, una de las protagonistas de Frozen, el último gran éxito de la factoría Disney, era uno de los más buscados.


El cine sigue siendo la gran inspiración del público a la hora de buscar su disfraz de Halloween. Según datos publicados por Forbes, siete de los 15 disfraces más buscados tienen su origen en el séptimo arte. 


Algunos peligros


Para los adultos, la fiesta llega por la noche. Lentillas de colores y maquillajes llamativos sirven esta noche para asustar al resto en las cada vez más numerosas fiestas de Halloween.


Sin embargo, estos complementos pueden ser perjudiciales para la salud si no se emplean adecuadamente y, lo "más importante", si no se adquieren en establecimientos que garanticen la seguridad de los mismos, según alertan los médicos. 


En el caso de las lentillas, muchas personas las adquieren en locales no sanitarios lo que puede provocar sequedad en los ojos, sensación de arenilla, picor, escozor, enrojecimiento, irritación o, incluso, problemas más graves como conjuntivitis, inflamación de la córnea, abrasiones corneales y pérdida de visión. 


Por este motivo, el Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de la Región de Murcia aconseja acudir a un óptico-optometrista para una prescripción y adaptación adecuada de las lentes; lavarse siempre las manos antes de manipularlas; colocarlas antes de maquillarse y quitárselas antes de desmaquillarse; y quitárselas cuando se note alguna molestia. 


Además, es importante guardarlas en portalentes apropiados y reemplazarlos, "como mínimo", cada dos meses; usar sólo los productos recomendados por el óptico-optometrista para limpiarlas y desinfectarlas; y seguir siempre los plazos de reemplazo de las lentes indicados por estos profesionales sanitarios.