Malkovich resucita a un pedante Casanova

"Solo me aterra llegara un set y que el guion y el director no funcionen", reconoce el actor.

Malkovich durante una sesión de fotos en San Sebastián
Malkovich resucita a un pedante Casanova
Efe

John Malkovich se mueve por San Sebastián impecablemente trajeado y con una muleta, fruto de una reciente operación de rodilla. Entre eso y la lentitud con la que habla, pensando cada palabra, remite a los inquietantes villanos que le han tocado en suerte. El malo de 'En la línea de fuego' acojona, como cuando este domingo puso en su sitio a un friqui que quería un saludo suyo al móvil en plena rueda de prensa. "No", contestó con esa voz que en 'Variaciones Casanova' se mide a la de cantantes de ópera.


El austríaco Michael Sturminger compite por la Concha de Oro con este pretencioso experimento que resucita el mito de Casanova a través de arias y piezas teatrales. Malkovich se ríe de su imagen de seductor, cimentada gracias al Valmont de 'Las amistades peligrosas', en una cinta juguetona pero pedante, que difícilmente encontrará distribución en España. Un ejercicio de alta cultura a mayor gloria del actor, que remite a aquel cine del primer Peter Greenaway que amontonaba citas y referencias.


"Cuando interpreto un papel solo me fijo en lo que tengo delante de mí", reflexionó Malkovich. "Si es un personaje seductor hago de seductor. He interpretado al vizconde de Valmont, a Casanova y a Lord Rochester, el célebre libertino inglés, pero a ninguno de ellos los encuentro seductores. Más bien los veo como personajes trágicos". El protagonista de 'El cielo protector' reconoció que no le importan demasiado lo que los críticos piensen de su trabajo, "Es algo que escapa a mi control. Seguramente si yo tuviera que ver cuarenta  películas en un festival y escribir sobre ellas lo haría muy mal".


Malkovich ha trabajado con los mejores directores, de Spielberg a Bertolucci pasando por los Coen. Su filmografía también está llena de debutantes. "Siento que cualquier persona puede tener muchísimo talento, que no se les haya reconocido no significa nada para mí. Toda mi vida he trabajado con desconocidos. Y cuando tardé ocho años en dirigír mi único largometraje, 'Pasos de baile', me preguntaban por qué me empeñaba en contratar a un don nadie llamado Javier Bardem. Así es la vida". A sus 60 años, John Malkovich presume de vivir en su propio mundo "sin que nadie pueda traspasarlo aunque lo intentan". Solo tiene un temor:


"Cuando llegas a un set y ves que el guion o el director no funcionan. Eso me aterra".