Diagnóstico: 'whatsappitis'

Una embarazada sufre de tendinitis y dolores de muñeca, tras seis horas mandando mensajes.

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Un fallo en Whatsapp permite a los 'hackers' leer conversaciones ajenas

Las nuevas tecnologías procuran muchas ventajas a los usuarios y curiosos que se acercan y disfrutan de ellas. Más opciones de diversión, más facilidades y fluidez en las comunicaciones, o la posibilidad de viajes mucho más cómodos y seguros gracias a los GPS. Lejos quedan las esforzadas interpretaciones de los mapas de papel, imposibles de volver a su posición original tras desdoblarlos. Pero también traen consigo algunos problemas capaces de sorprender a los médicos. El último de ellos ha dado nombre a una dolencia: 'whatsappitis'.


Un concepto difícil de pronunciar a la primera, surgido en la última Nochebuena y que ha sido bautizado así por la revista científica The Lancet. Una mujer de 34 años y embarazada de 27 semanas salió de su guardia en el servicio de Urgencias de un hospital y se fue a casa. Al ver cuántos mensajes tenía en su teléfono móvil pendiente de respuesta decidió empezar a dar las gracias y desear a los amigos y familiares que pasasen unos días de felicidad en compañía de sus seres queridos. Tal fue el énfasis que puso en el empeño la profesional sanitaria que estuvo seis horas dándole a las teclas de "su móvil de 130 gramos". Según explica la Inés Fernández Guerrero, doctora en el hospital Universitario de Granada y firmante del artículo. La ahora paciente de los dedos febriles fue tratada en su centro de trabajo, aunque no se le pudo hacer radiografías al estar embarazada, y se le recetó un alejamiento temporal del teléfono móvil y antiinflamatorios para sus dolores en las muñecas y la tendinitis que mortificaba sus dedos pulgares. Esta combinación de dolencias es lo que da origen a la palabreja médica que evoca a la popular aplicación de mensajería instantánea.


Su afán por quedar bien a través de la semi-gratuita aplicación no pasaría a mayores si la paciente no hubiera reincidido. Solo hizo caso a medias de las recomendaciones de los doctores. Se tomó los antiinflamatorios, pero recayó en la tentación digital. Reincidió en Nochevieja para despedir el año y desear lo mejor a amigos, familiares. Los dolores persistieron, aunque el paracetamol y la ausencia de más fiestas contribuyeron a paliarlos. No obstante, la autora del artículo incide en su texto que la 'whatsappitis' podía ser una «dolencia emergente» debido al persistente uso de los móviles con los dedos pulgares. Reclama además a los profesionales de la medicina que estén atentos ante estos nuevos problemas provocados por los móviles de última generación o las consolas. No hace tanto tiempo que los médicos alertaron de un repunte del llamado codo de tenista. Y no era porque las pistas estuvieran abarrotadas. Era por el boom de la Wii y sus juegos de deportes.