Algunos fabricantes se limitan a clonar diseños ideados por otros y las estanterías de las tiendas de electrónica se acaban llenando de dispositivos que apenas se diferencian unos de otros. Afortunadamente, de vez en cuando, a alguna marca le da por innovar con productos transgresores que rompen la línea continua de la evolución tecnológica.

Ante dichas innovaciones caben dos opciones: lograr el éxito entre el gran público, vender millones de unidades, que la competencia comience a copiar el dispositivo y que la rueda vuelva a girar; o que a pesar de sus bondades el nuevo y revolucionario dispositivo caiga en el más absoluto de los olvidos, abandonado en el cajón de aquellos usuarios intrépidos (conocidos como 'early adopters' en inglés) que decidieron apostar por él.

Acer ha reconocido desde su nacimiento que el Aspire R7 no es un producto de masas, pero no parece importarles y lo pondrán a la venta en España en algún momento del mes de junio.

El R7 no es el primer híbrido. Otros fabricantes han apostado por este formato que hasta ahora consistía básicamente en ponerle teclado y ratón a una tableta.

Con Windows 8 este concepto ha renacido y los convertibles comienzan a llenar las estanterías para satisfacer a los usuarios que quieren lo mejor de cada mundo: la comodidad de los dispositivos táctiles y la productividad del PC.

Pero el R7 es distinto. Primero por su descomunal tamaño de 15,6 pulgadas, unas proporciones tal vez exageradas si pensamos en él como tableta, pero que lo acercan no solo al concepto de portátil, sino incluso al de sobremesa.

Gracias a una bisagra flexible, bautizada como Ezel, esta gran pantalla táctil con resolución Full HD 1080p puede adoptar diferentes posiciones, dependiendo del uso que le queramos dar. Acer también ha innovado en la posición del 'trackpad', la superficie táctil para usar el ratón se sitúa ahora por encima del teclado para desaparecer fácilmente y no estorbar cuando usamos la pantalla táctil y el teclado prescindiendo del ratón. También podremos girar totalmente la pantalla para mostrar algo a quien tengamos enfrente.

El Aspire R7 estará en las tiendas el mes que viene con un precio mínimo de 1.000 euros.

Un revolución que no arranca

Aunque el R7 destaque por su diseño exterior, este híbrido ha sido posible gracias a Windows 8, un sistema operativo que prometió ser una revolución para los usuarios, pero que todavía no arranca.

El 'software' de Microsoft, está pensado para un nuevo mundo más accesible y táctil, pero el usuario todavía no está acostumbrado a estos dispositivos convertibles y piensa en las tabletas como un 'gadget' orientado al ocio, navegar por internet y el consumo de contenidos multimedia, mientras que a la hora de trabajar parece preferir un equipo más clásico con un sistema operativo de los de toda la vida. De todas formas, Windows 8 es todavía un recién nacido con mucho potencial y tal vez con equipos innovadores como el Aspire R7 acaben por propiciar el matrimonio entre el sistema operativo de Microsoft y los usuarios.