Ciencia

La huella gatuna de la historia

Un investigador de la Universidad de Sarajevo descubre las marcas de un felino en un manuscrito del siglo XV.

Texto encontrado por Emir Filipovic
La huella gatuna de la historia

Cuando un investigador analiza un documento antiguo, con varios siglos de historia, busca con denuedo y avidez cualquier detalle que le permita conocer algo más del autor del texto, del contexto en el que se escribió y, por ende, de la realidad social, económica y política de la época. Para ello analiza -más allá del propio contenido- hasta el más mínimo detalle la caligrafía utilizada, cualquier elemento ornamental que acompañe al documento, los símbolos, garabatos, el tipo de tinta usado... Pero lo último que un investigador espera encontrar en un documento de este tipo son las huellas de un gato de hace seis siglos. Y eso fue con lo que se topó Emir Filipovic, investigador del Departamento de Historia en la Facultad de Filosofía de Sarajevo. Ante lo insólito del descubrimiento, Filipovic hizo una foto y la envió por Twitter, donde la anécdota histórica ha levantado grandes pasiones.


«Me encontré con las huellas durante una visita a los registros de los archivos medievales mientras realizaba el doctorado en el Archivo Estatal de Dubrovnik», relata Filipovic. El joven investigador reconoce que ni por asomo buscaba curiosidades en los textos, mucho menos unas patas de gato. El documento que estudiaba eran unas cartas datadas en el año 1445 enviadas por el Gobierno de Dubrovnik (actual Croacia) a sus comerciantes y nobles que vivían y trabajaban en Pristina y Novo Brdo (importantes centros mineros por aquel entonces). Unos documentos relativamente poco valiosos y de contenido insulso. De hecho, en los mismos archivos existen textos de un interés muy superior. Sin embargo, en ninguno de ellos dejó su marca un intrépido felino.


Y es que, para sorpresa de Filipovic, mientras analizaba el manuscrito se percató de que cuatro marcas con formas de patas de gato recorrían una de las páginas del texto y que debían llevar ocultas casi seis siglos. «Seguramente no he sido el primero en verlas, pero la tecnología moderna y la buena voluntad de los archiveros me permitió fotografiar el libro y ponerlo luego en internet», explica el investigador. Y esa fue la clave. Porque una vez en la red, la imagen alcanzó una gran repercusión, con multitud de comentarios, algunos de ellos, de otros investigadores, lo que a juicio de Filipovic demuestra que el público sí está interesado en la Historia. De hecho, tras la aparición de la foto en las redes sociales se desató una carrera por conocer si se habían descubierto más huellas de este tipo en otros archivos.


El felino en cuestión puso sus patas por culpa de una de sus pasiones: cazar ratones. Según los historiadores, en la época medieval era habitual que los escribas permitiesen la entrada de estos felinos con el objetivo de acabar con los roedores, una amenaza muy considerable para los manuscritos. De hecho, los científicos han encontrado numerosos documentos de la época con las páginas mordidas por estos roedores.


Ahora, gracias a Filipovic es probable que libros olvidados se desempolven en los archivos y empiecen a surgir otros descubrimientos similares hasta tener una colección de huellas felinas más extensas. Y es que, los investigadores ya saben que cuando analicen manuscritos podrán encontrar algunas firmas sorprendentes.