Tribunales

Ferran Adriá dice ante el juez que compró las acciones de su socio en El Bulli "para ayudarle"

La familia de Horta reclama más de 10 millones al considerar que "coaccionaron" a su padre.

Ferrán Adriá en el juzgado
Ferran Adriá dice ante el juez que compró las acciones de su socio en El Bulli "para ayudarle"
EFE

El cocinero Ferran Adriá ha explicado este lunes al juez que junto a su socio Juli Soler le compraron en 2005 el 20 por ciento de las acciones del restaurante El Bulli que estaba en manos del socio capitalista Miquel Horta "para ayudarle" porque necesitaba dinero ante la grave situación económica que padecía por otros negocios que tenía al margen.


Sin embargo, la familia de Horta cree que Adriá y Soler se aprovecharon de la situación mental de su padre para "coaccionarlo" y comprarles las acciones por un valor muy inferior a lo que realmente valían, y por eso les reclaman en una querella civil más de diez millones de euros.


Durante la vista que se celebra desde este lunes en la Ciudad de la Justicia, el cocinero ha negado ante la titular del Juzgado de Primera Instancia número 2 de Barcelona que se hayan aprovechado, y ha recordado que Horta invirtió en 1994 en el Bulli en forma de préstamo 47 millones de pesetas y diez años después se le pagaron 200 millones de pesetas por sus acciones.


"Lo hicimos de buena fe. No teníamos ninguna necesidad de comprar las acciones, ya estábamos bien como estábamos", ha explicado Adriá a los medios de comunicación tras declarar ante la juez, que ha insistido en que cuando cerraron el acuerdo ya estaban pensando en transformar El Bulli en una fundación sin ánimo de lucro.


El chef también ha negado que en 2005 tuvieran conocimiento de que Horta sufría una importante enfermedad mental de la que, según la acusación, se pudieron haber aprovechado, y ha asegurado que no supieron que su ex socio estaba enfermo hasta 2008.

Inversor y prestamista

Ha insistido en que Horta no era un mecenas sino un socio capitalista que les "hacía de banco", y en 1994 aportó los 47 millones de euros en forma de préstamo a un interés del 11 por ciento y por el que, en el caso de que Adriá y Soler no pudieran hacer frente, se quedaría con el restaurante.


"Él era un inversor. Los que trabajábamos 330 días al año y 15 horas diarias éramos Juli y yo", ha explicado Adri, que ha lamentado que Soler no podrá ser partícipe de la nueva fundación por su enfermedad, motivo por el que no ha podido declarar este lunes ante la juez.


El chef ha explicado que desde 1994 hasta 2002 él y Soler solamente cobraban de El Bulli un sueldo de 30.000 euros anuales, y que en esos años sus derechos de imagen los cobraba directamente el restaurante.


Sin embargo, la versión de la mujer de Horta es bien diferente, y ante la juez ha declarado como testigo que "coaccionaron" a su marido para le vendiese las acciones, en la misma reunión en la que le ofrecieron ser presidente de la fundación El Bulli.


Ella sostiene que en esa reunión Adriá y Soler se aprovecharon de su marido y de su enfermedad mental: "Cuando volvió era otro", ha insistido, y ha asegurado que ella y su familia no estaban de acuerdo con esta operación.