Sanidad

Descubren el mecanismo que hace al cáncer resistente a la quimioterapia

Un grupo de investigadores han descubierto que una célula no cancerosa, y normal, el fibroblasto, que se encuentra cerca de las células cancerosas daña el ADN y estimula el crecimiento del cáncer cuando se expone a la quimioterapia.

La resistencia del cáncer a la quimioterapia puede ser letal para los pacientes con tumores sólidos -como los de mama, próstata, pulmón y colon- que se han propagado a través del cuerpo. Ahora, según ha publicado en 'Nature Medicine' un equipo de científicos, dirigido por el Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, en Estados Unidos, el descubrimiento de un factor clave, que impulsa esta resistencia, podría mejorar la eficacia de las terapias.


"Las células cancerosas dentro del cuerpo viven en un entorno muy complejo. Conocer dónde reside la célula tumoral, y qué células la rodean, es clave para predecir su respuesta y resistencia a la terapia", afirma el autor principal, Peter S. Nelson, miembro del Centro Fred Hutchinson


En la nueva investigación, Nelson y sus colaboradores descubrieron que un tipo de célula no cancerosa, y normal -el fibroblasto- que se encuentra cerca del cáncer, daña el ADN y estimula el crecimiento del cáncer, cuando es expuesto a la quimioterapia. Bajo circunstancias normales, los fibroblastos ayudan a mantener la integridad estructural del tejido conectivo, y juegan un papel crítico en la curación de heridas y la producción de colágeno.


En concreto, la quimioterapia causa que los fibroblastos produzcan una proteína llamada WNT16B, cerca del tumor, y los altos niveles de esta proteína permiten que las células cancerosas crezcan e invadan el tejido circundante, resistiendo, así, a la quimioterapia.


Según los investigadores, la familia de genes y proteínas WNT juega un papel importante en el desarrollo normal, y también en el desarrollo de algunos cánceres, pero, hasta el momento, no se conocía su papel en la resistencia al tratamiento. Ahora, este descubrimiento sugiere que encontrar una manera de bloquear esta respuesta a la quimioterapia, en el microambiente del tumor, puede mejorar la eficacia de la terapia.

Terapias contra el cáncer

Los autores señalan que las terapias para el cáncer son cada vez más específicas, y se dirigen a los principales motores moleculares que provocan cáncer, en lugar de a las vulnerabilidades genéricas. Ahora, el nuevo estudio indica que el microambiente del tumor también puede influir en el éxito, o en el fracaso de las terapias más precisas; en otras palabras, la célula cancerosa, cuando se expone a distintos ambientes, pueden responder al tratamiento de formas muy diferentes.


La razón principal de que la quimioterapia clínica falle, cuando el cáncer se encuentra en un estado avanzado, es que las dosis necesarias para limpiar a fondo el cáncer pueden ser letales para el paciente. En el laboratorio, se puede curar casi cualquier tipo de cáncer, mediante la administración de dosis muy altas de terapias tóxicas a las células cancerosas en una placa de Petri. Sin embargo, en las personas, estas altas dosis no sólo matarían a las células cancerosas, sino también a las células sanas. Por lo tanto, las terapias para tratar tumores sólidos comunes se administran en dosis más pequeñas, y en ciclos, para permitir que las células normales se recuperen; sin embargo, este enfoque no puede erradicar todas las células tumorales, y las que sobreviven pueden evolucionar, y resistirse a las siguientes rondas de terapia contra el cáncer.


Para obtener los resultados del nuevo estudio, el equipo de investigadores -en el que también participaron científicos de la Universidad de Washington, la Universidad de Oregón, el Instituto Buck de Investigación sobre el Envejecimiento, y el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley - examinó células de cáncer de próstata, mama y ovario, en pacientes que habían sido tratados con quimioterapia.


Según Nelson, este estudio es un ejemplo de investigación en colaboración, y el fruto de años de inversiones de fondos federales en el desarrollo de bancos de tejidos y ensayos clínicos, con los que los científicos fueron capaces de realizar un seguimiento, a largo plazo, de los resultados finales de los pacientes.