Fracasos tecnológicos

A quién se le ocurre

Algunos fueron grandes ideas, otros nunca llegaron al público, pero, por factores muy diversos, todos han pasado a engrosar la lista de inventos fallidos.

La historia de la humanidad está repleta de grandes inventos. Sueños que se hicieron realidad y que mejoraron la vida de millones de personas. Pero por cada creación que ha tenido éxito, existen cientos de ideas que fracasaron.


Ya sea por estar mal concebidos, por no llegar en el momento apropiado, por causar accidentes que llegaron a convertir los sueños en pesadillas o simplemente por no contar con el beneplácito del todopoderoso consumidor, muchos inventos fueron relegados al olvido.

Conquistar el cielo

A finales del siglo XIX el avance de la técnica permitió por fin al ser humano lograr uno de sus más antiguos anhelos: volar.

El dirigible permitía elevar, no a una, sino a decenas de personas en el aire y recorrer grandes distancias. En sus inicios, fue un éxito. Durante los 30 primeros años del siglo XX las aeronaves fueron mejorando, hasta el punto que Alemania llegó a construir una pareja de artefactos capaces de transportar a más de 70 personas y realizar vuelos transoceánicos. Pero el 6 de mayo de 1937 llegó la tragedia.


Tras recorrer miles de kilómetros y cruzar el Atlántico, el Hindenburg, un enorme dirigible alemán, sufrió un terrible accidente, en el momento en el que tomaba tierra. Murieron 36 personas, entre pasajeros y tripulación.


Este fatídico acontecimiento fue ampliamente seguido por los medios de comunicación y supuso el fin dede los zepelines.El coche volador

A pesar del fracaso de los dirigibles, los aviones y cohetes espaciales llegaron más lejos de lo que muchos nunca imaginaron. Sin embargo, otros artilugios voladores corrieron distinta suerte.


Los inventores trataron de democratizar los cielos creando vehículos particulares capaces de volar. La idea era sencilla: diseñar un automóvil que pudiera recorrer las carreteras y despegar cuando el usuario lo deseara.


El estadounidense Moulton Taylor fue el que más cerca estuvo de llevar un utilitario volador al mercado. Pero aunque el Aerocar de Taylor volaba, no estaba falto de inconvenientes: era muy complicado de manejar, precisaba licencia de vuelo, costaba mucho dinero y nunca fue aprobado por el Gobierno, que no veía bien que cualquiera pudiera surcar el cielo montado en su propio vehículo. Finalmente,el coche volador fue relegado a los museos.


A falta de un automóvil con el que despegar, el hombre trató de crear una mochila para volar. El ‘jetpack’ fue desarrollado, en un prinicipio, por el Ejército de los Estados Unidos para permitir a los soldados realizar labores de reconocimiento y espionaje. Aunque lograron crear unos cohetes que propulsaban a los soldados, la mochila era muy inestable y solo tenía autonomía para unos segundos. Los intentos para crear una versión comercial también fracasaron.


Mucho más terrenal ha sido el fiasco del Segway, un nuevo medio de locomoción que nació en 2001, y que, lejos de convertirse en un fenómeno de masas, se ha visto reducido al uso para visitas turísticas y desplazamientos en aeropuertos. Su principal escollo es su elevado precio.

Tecnología y ocio

Además de facilitarnos el transporte, la tecnología también se ha encargado de entretenernos. El cine, las grabaciones sonoras que permitieron almacenar la música y los videojuegos son un buen ejemplo de inventos exitososo en el campo del ocio. Otros, no corrieron la misma suerte.


A comienzos de siglo XX, con el cine en auge, algunos quisieron llevar el séptimo arte un paso más allá. Olor-O-Vision era una técnica que pretendia impregnar las salas con olores que casaran con la acción que se reflejaba en la pantalla. Fue un rotundo fracaso. Solo se proyectó una película y pronto comprendieron que había aromas que era mejor evitar. Otro invento que no funcionó en su día fue el cine en 3D, aunque ahora está teniendo una segunda oportunidad.


La historia de los soportes para almacenar vídeo, música y datos está también plagada de ideas fallidas. A la historia pasó el vídeo Betamax, que estuvo años rivalizando con el VHS, y también el HD-DVD, al que ganó la partida el Blu-ray. También desparecieron, pese a las inversiones multimillonarias por parte de sus fabricantes, el Minidisc, derrotado por el MP3 y el CD, y las unidades de almacenamiento ZIP que no pudieron competir con los CD y DVD.


Mención a parte, merece el tablet PC, que comenzó siendo un fracaso, pero se ha convertido en el gadget estrella gracias al iPad.

El software no se libra

En el mundo de la informática y los videojuegos también ha habido sonados fracasos. El todopoderoso Apple falló en la concepción de una agenda electrónica. El proyecto Newton que llevó más de 10 años de desarrollo no triunfó en ventas y hoy nadie se acuerda de él.


Por su parte, Microsoft, tras acertar con Windows, intentó crear un sistema operativo más intutivo con forma de salón. El resultado fue un curioso escritorio para ordenador de aire infantil que no conquistó a los consumidores. Tampoco gusto a los usuarios ‘Clippy’, un gracioso clip que trataba de ayudarles en el editor de textos Word, pero que resultaba más molesto que últi y fue objeto de constantes burlas.


Google, considerado como el rey midas de la tecnología, también tiene algunas vergüenzas que esconder. Tres veces ha intentado crear el gigante su propia red social, dos de ellas desaparecieron entre polémicas de privacidad, y la última, en la que Google ha invertido una cantidad descomunal de recursos y tiempo, no acaba de cuajar entre los usuarios.


Nadie se libra del fracaso, pero también es cierto que el que no arriesga no gana.