Tomás Aragüés: "No me importa ser recordado por la 'Misa cantada en castellano'

El músico turolense, nacido en Albalate del Arzobispo, también es autor del arreglo para orquesta del 'Himno del País Vasco'.

Tomás Aragüés.
Tomás Aragüés: "No me importa ser recordado por la 'Misa cantada en castellano'
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Tomás Aragüés Bernad ha compuesto en sus 80 años de vida cerca de medio centenar de obras, pero ninguna ha tenido el eco logrado por su 'Misa cantada en castellano', interpretada en todos los países de habla hispana y por la que no le importaría que fuese recordado.


"Algo que se ha extendido tanto algún valor tiene que tener", comenta Aragüés en una entrevista telefónica sobre esa composición que incluye fragmentos tan archiconocidos de la liturgia católica como el 'Señor ten piedad', 'Cordero de Dios' y 'Santo'.


Este músico y profesor nació el 19 de octubre de 1935 en Albalate del Arzobispo (Teruel), pero a los cinco años se trasladó con su familia a Barakaldo (Bizkaia), donde su padre, el compositor Tomás Aragüés Bayarte, había obtenido la plaza de director de la Banda Municipal.


Desde entonces ha mantenido una estrecha relación con Euskadi, que dejó en 2010 para trasladarse a Villanueva de la Cañada (Madrid) cerca de su familia, y especialmente con San Sebastián, donde fue catedrático del Conservatorio Municipal y también director.


Hoy, la Orquesta de Euskadi, el Orfeón Donostiarra y los coros Easo y Andra Mari, entidades con las que mantuvo una gran vinculación, le homenajean en el Kursaal donostiarra con motivo de su 80 aniversario con un concierto en el que interpretarán algunas de sus obras más significativas.


Entre ellas, el 'Te Deum' y el 'Euskal Requiem', dos de las "predilectas" de este autor, que se considera "más bien clásico", aunque no le guste la palabra, porque nunca le ha "convencido" la música contemporánea.


"Uno ha de hacer lo que es capaz de hacer. Dentro de las corrientes actuales, me he quedado en lo que más me ha gustado, que ha sido la música, digamos, que se entiende a la primera, la que está dotada de melodía y de armonía", destaca.


Afirma que sí escucha música contemporánea en la radio, pero que sigue sin sentirse "incardinado en ese estilo", aunque aplaude a los que los que lo hacen, "que tienen su mérito porque creen en ello".


Lo que más le ha gustado "siempre" de la música es la composición. Asegura que no renuncia a ninguna de sus obras, incluso las que considera menores, y que con lo que más ha disfrutado ha sido trabajando con la música para orquesta.


Sus 'Salmos para una Sinfonía' y su 'Concierto para Violín y Orquesta' son otras de las piezas favoritas de Aragüés, que nunca había compuesto una ópera y hace siete años se dejó embarcar en el proyecto de 'Ignatius', sobre la vida de San Ignacio de Loyola, una propuesta que le agradó por estar unida a la temática religiosa, a la que ha dedicado parte de su labor.


Esta ópera de dos horas y en dos actos, cuyo libreto ha firmado la historiadora Pilar González de Gregorio, podría estrenarse en 2016, el año en que San Sebastián será Capital Europea de la Cultura.


Los responsables de la Capitalidad barajan esa posibilidad, pero aún no hay confirmación. Aragüés, "por supuesto", estaría encantado de que se llevara a escena el próximo año.


"Pero en eso ya no tengo arte ni parte. Yo ya hice la obra y son otras personas las que tienen que realizar las gestiones para que se estrene", agrega.


Aragüés se siente "totalmente" un autor vasco -compuso la versión oficial del Himno de Euskadi-, pero tampoco es partidario de los "límites" y por ello no renuncia a sus orígenes aragoneses.

Sigue trabajando, aunque "no demasiado", y engrosando así su larga lista de composiciones.


"El número es relativo porque unas obras pueden durar una hora y otras dos minutos", advierte este exprofesor, cuya producción está depositada prácticamente en su totalidad -481 piezas- en el Archivo Vasco de la Música, Eresbil.

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