"El éxito en la comunicación se basa en ser honesto, sincero y en saber captar la atención"

El presentador Andreu Buenafuente participó en la cátedra ESOEN Business School en Zaragoza.

Andreu Buenafuente
Andreu Buenafuente
Laura Uranga

El humorista, presentador y productor Andreu Buenafuente (Reus, 1965) impartió este pasado viernes en Zaragoza la cátedra ESOEN Business School 'Comunica con todo tu ser', en la que habló de las características que debe reunir un buen orador.


Usted es humorista, presentador, actor, ilustrador... y como empresario ha visitado Zaragoza para sentar cátedra...

Noooo. Eso queda muy grandilocuente. Solo he venido a contar mi experiencia en un ciclo. En una programación de estudios es interesante meter algo experiencial que, quizás es un método más clásico, más típico, pero que complementa lo que más o menos se ha aprendido. A veces cuesta sintetizarlo pero creo que algún argumento sólido queda tras una charla larga, distendida y muy sincera.


No se considera un gurú pero... ¿cuál es la clave de su éxito?

Esto de los gurús, como que da un poquito de rabia. La verdad es que una de las claves que han salido en las charlas con los compañeros es que hay que comunicar con honestidad y sinceridad, adaptarse al entorno y captar la atención. Esa es, al final, la gran lucha de todos nosotros, ya sea la del artista en un escenario, en un plato, que entretiene, cautiva; pero también de un directivo que en un momento dado está presentando un producto en una reunión y debe captar la atención y comunicar. Por otro lado, hemos descubierto que comunicar es un concepto muy amplio, es casi como andar o comer.


¿Aprende mucho de sus invitados?

Una cosa muy necesaria en la vida es escuchar y callar. Y luego ser muy poroso porque realmente esto de las entrevistas es como muy orgánico. Es necesario escuchar para aprender de los otros. Tengo la gran suerte de tener una profesión que recibe a gente buena y te aseguro que me quedan muchas entrevistas. La última, la más reciente fue la de Michael Robinson esta pasada semana. Me emocionó hablar con él. ¡Qué bien escuchar a un tío que se hace escuchar! Siempre estamos aprendiendo. Hay que poner la oreja.


¿En sus entrevistas improvisa o se ciñe al guión?

Me gusta mucho improvisar. Yo diría que lo mezclo con el guión. Con los años ves que es muy importante tener más o menos claro lo que vas a decir. Pero luego es cierto que, por mi personalidad, tiro mucho de la improvisación y la verdad es que me gusta mucho. Me parece algo incluso mágico. Acabas diciendo cosas que no sabías que pensabas. Y eso me tiene fascinado. Creo que es un campo por explorar, por recorrer, que en el mundo del espectáculo es muy interesante. Lo hago con gusto. Hay gente que dice: "Yo me moriría". Hombre, no. Te mueres de cosas más graves. Entiendo que para algunos es terrorífico pero para mí es apasionante.


No se si alguna vez ha sentido lo mismo que yo en este momento: entrevistar a un entrevistador es como mirarle el nivel de aceite a un mecánico de coches...

Sí, un poco sí (ríe). A mí en este momento me pasa al revés, pero si yo pregunto, para qué hablo. Al final también hay que rebajar el término entrevista. Me gusta más el de charla, el de intercambiar tú unas inquietudes y yo lo que pienso. Esto también distiende mucho porque a la entrevista a veces se le pone una etiqueta de revelación, de gran cuestionario, como esos entrevistadores que no necesitan las respuestas, que les encanta plantear las preguntas para que digas: “¡Qué bueno es este tío!”. Es un género difícil que, como todos, si le quitamos dramatismo quizás es más cercano.


¿Qué consejo le daría a quien quiera dedicarse al mundo de la comunicación?

Que lo trabaje con mucha pasión y lo considere un oficio, que es una palabra que se está perdiendo y que reivindico siempre. Oficio conlleva muchas cosas. Es amarlo, protegerlo, intentar dignificarlo, divertirte con él. Si tienes bien armado eso vas a poder hacer frente a muchas cosas. Como por ejemplo la inestabilidad que hay ahora mismo, la precariedad de los sueldos. Todo eso desgraciadamente está presente pero no tiene que afectar el corazón del oficio, que es dedicarte a contar lo que ves o lo que piensas.


¿Y a quien quiera ser empresario?

Uf. Ahí ya... que se arme de paciencia aquel que quiera iniciarse en este mundo y a varias de sus generaciones porque realmente es duro. Pero no queda otro remedio que tirar para adelante e intentar proteger y blindar tu ilusión por las cosas porque la realidad te erosiona mucho la ilusión y esta es fuerte podrá con todo.


Internet es un medio que todavía no se toma demasiado en serio. ¿Es un buen camino para el humor?

Sí, claro. Ahí discrepo un poco. Sí que se toma en serio. Todo sigue su camino en la vida. A veces esperamos más resultados de los que nos pueden dar inmediatamente. Internet está aquí para siempre, es ya una herramienta, un discurso, es un montón de cosas. Hay que estar pendientes y se debe usar de la mejor manera posible para el humor, para la información, para todo. Alguien decía el otro día que esta es la generación más formada de toda la historia de la Humanidad. No quisiera parecer muy épico pero esto es así, muy serio, y cuanto antes nos acomodemos en ese medio, mejor.


Como empresario, ha tenido negocios exitosos pero también ha dado algún que otro tropiezo…

Sobre todo, en los últimos años, he catado la crudeza de la realidad. El Terrat es una pyme y como tal estamos batallando. Mis compañeros de trabajo me han dado muchas lecciones de esfuerzo, de entender y leer la realidad. Y va a quedar mucho sacrificio, no hay que banalizarlo, pero también un aprendizaje de seguir adelante. No sé adonde pero vamos a llegar a algún sitio fruto del día a día. No hay que derrumbarse.


Entre los éxitos televisivos de El Terrat figura 'Salvados', un programa que nació con un tono humorístico y que ha pasado a convertirse en un formato de referencia, objeto de estudio en las facultades de Periodismo...

Es un ejemplo de cómo una idea pequeña, con cariño y mucho talento puede llegar a ser enorme. Yo siempre digo que debería estar presente en las facultades. Cuando te intentan desanimar diciendo: "Bueno, esto es una tontería", tendrían que poner el caso de 'Salvados', un programa que cuando fuimos a venderlo tampoco apostaron mucho por él. He seguido todo el recorrido desde entonces, de cómo una cosa aparentemente innecesaria ha pasado a ser  imprescindible. Y eso para los futuros periodistas debería ser como un GPS.