"El léxico aragonés tiene en el Diccionario de la lengua una importancia extraordinaria"

José Manuel Blecua habló ayer del papel primordial de los aragonesismos en la lengua española en una conferencia organizada por el Ateneo de Zaragoza

Filólogo, igual que su padre y su hermano, José Manuel Blecua Perdices (Zaragoza, 1939) llegó este martes, vía Madrid, de su gira por América, donde acaba de presentar la 23 edición del Diccionario de la lengua española, hasta Zaragoza, para ofrecer una lección magistral con motivo del 150 aniversario del Ateneo.


-‘Aragón y el Diccionario de la lengua española’ es el título de su conferencia.

-El Diccionario tiene casi 800 aragonesismos. Tradicionalmente, desde 1726, Aragón está muy bien representado. El léxico aragonés ha tenido una importancia extraordinaria, está muy bien estudiado, hay muchos trabajos, libros, artículos... es muy interesante. Hay también un atlas lingüístico estupendo que dirigió el profesor Alvar de los términos de Aragón, Navarra y La Rioja. En las primeras ediciones del Diccionario, los aragonesismos ocuparon la parte más numerosa y fundamental, con más de 1.000 entradas, lo que suponía que un tercio de los dialectalismos eran aragoneses. Somos, en este sentido, una potencia lingüística.


-¿Satisfecho de su estudio?

-Sí, porque, además, he intentado, aprovechando los recursos informáticos de la Academia, ver desde el punto de vista diacrónico cómo aparecen los elementos aragoneses en los archivos. Estoy contento porque ha sido una experiencia muy provechosa y original, lo he pasado muy bien y, a pesar de que me he metido en un buen berenjenal, he logrado salir con vida.


-¿Cuáles son las palabras aragonesas que más le han llamado la atención?

-Las que yo utilizaba de pequeño sin darme cuenta de que eran aragonesas, entre otras, ‘luna’ o patio descubierto, un aragonesismo que solo existe en una zona concreta pero para los niños zaragozanos de mi generación era un término absolutamente normal. Es la que más me sorprende y la que más quiero porque está unida a mi infancia.


-Habrá otras muchas.

-Fiemo, mielga, esbarizar...

-¿Es una casualidad que haya tantos aragonesismos?

-No. El motivo hay que buscarlo en que hubo muy buena representación de colaboradores y académicos aragoneses. Destacó el trabajo, entre otros, de Sieso, Torrero, Escudé...

Algo tendrá que ver también que Aragón es tierra de buenos filólogos.

Además de Miguel Asín y Palacios en otro tiempo, con Pedro Laín, Fernando Lázaro Carreter, Manuel Alvar –que aunque no fue aragonés vivió en Zaragoza– y yo mismo, de los cinco últimos presidentes que ha tenido la Academia, cuatro somos aragoneses.


-Con tanta representación, ¿qué tal se habla en Aragón?

-Igual de bien que en el resto de España, pero con un acento muy peculiar.

-¿Qué saldría de un estudio de fonética aragonesa?

-Unos efectos muy curiosos. Por ejemplo, que las voces esdrújulas se convierten en graves y el alargamiento característico de la vocal final átona... El aragonés tiene una entonación muy peculiar, más el de la montaña.


-Desde la fundación de la Academia, en 1713, hasta hoy ha habido 23 ediciones del Diccionario. ¿Son muchas o pocas?

-Si se piensa que son 300 años de vida, no son muchas. La última ha tardado 13 años en salir a la luz.


-Con los cambios, ¿se habla mejor o peor que en otros tiempos?

-Se habla distinto.

-¿Está satisfecho con la nueva edición del Diccionario?

-Pues sí, aunque cuando se conoce una obra bien, siempre hubiera querido que fuera mejor.


-¿Qué ha sido lo más destacado?

-Lograr terminarlo con pulcritud y elegancia dentro de unos plazos muy duros marcados por la editorial. Corregir las pruebas de un diccionario que tiene 2.400 páginas es una tarea que no se acaba nunca.


-¿El principal reproche que le han hecho?

-Las quejas proceden de aquellas personas que no quieren que el Diccionario tenga palabras que no les gustan.


-¿Se puede vivir sin el Diccionario?

-Por supuesto. Hay gente que no ha leído un libro en toda su vida, aunque según a lo que se dedica uno es conveniente conocerlo.


-¿Y sin Academia?

-También. Hay muchas lenguas que no tienen una institución semejante.


-¿Cómo les han afectado los recortes económicos?

-Mucho y muy mal. Han sido muchos recortes durante mucho tiempo.


-¿Seguirá adelante la Academia?

-No puede ser de otra manera.


-¿Otros 300 años más?

-Así lo esperamos.