Paco Martínez Soria, ni un pelo de chistoso pero con un don para la comedia

Este miércoles se presenta su "primera biografía completa", 'El don de la risa'.

Paco Martínez Soria en un fotograma de una película
Paco Martínez Soria, ni un pelo de chistoso pero con un don para la comedia

Aunque se le tendía a identificar con el prototipo de 'paleto', era 'bastante elegante' y, pese a tener un 'don especial' para la comedia, lo cierto es que de chistoso no tenía un pelo. Así se describe en una biografía a Paco Martínez Soria, uno de los cómicos españoles más populares de su época.


Treinta años después de su muerte repentina, en Madrid en 1982, el periodista Javier Lafuente (Jaca, Huesca, 1962) ha escrito 'El don de la risa' , la primera biografía "completa" sobre este actor, con la que se trata de desterrar algunos de los mitos que envuelven la personalidad de Martínez Soria y que se presenta este miércoles en Zaragoza.


Con una "excelente formación teatral" y con un modo peculiar de actuar, Paco Martínez Soria era una persona "muy seria", que no sabía contar chistes, y él mismo lo reconocía. Aún así, el actor tuvo la virtud durante décadas de provocar la risa en el espectador solo con subirse al escenario.


Nacido en Tarazona, en 1902, durante décadas llenó salas de teatro, la crisis fue ajena a él, recibió aplausos y, cuando ya había cumplido los 60 años, estalló su triunfo en el cine.

De la personalidad de Martínez Soria, poco o nada se sabe. Aunque únicamente hizo el papel de paleto en cuatro de sus 35 películas, una de ellas, 'La ciudad no es para mí', se le tendía a identificar con este papel.


No hacía filmes para cinéfilos ni tampoco lo pretendía, pero su forma de hacer películas hace que Martínez Soria sea recordado como uno de los actores de la comedia más populares, según Lafuente.


Mostraba un gran respeto por la comedia, y con frecuencia se le preguntó por qué no cultivaba otros géneros, a lo que en alguna ocasión respondió: "Yo no soy Fernando Fernán Gómez; yo solo soy un cómico", recuerda el autor de esta biografía.


Aunque su fama se disparó con el cine, lo cierto es que a él le gustaba más el teatro. Así, consideraba "el cine como un medio", mientras al teatro como "el principio y el fin". Con sus defectos y virtudes, Martínez Soria fue heredero de una manera de hacer teatro que, "probablemente, desapareció con su muerte".


El autor de este libro ha tratado de describir su personalidad tras consultar archivos y entrevistar a numerosas personas, entre ellas familiares, amigos, actores y estudiosos del actor.


Casado con Consuelo Ramos, padre de cuatro hijos -Natividad, Francisco, Consuelo y Eugenio-, Martínez Soria pasó "grandes dificultades" en la posguerra. Le costó "triunfar", en 1940 creó una compañía teatral y hasta el año 45 "lo pasó muy mal".


No obstante, una vez superados estos inicios -era un trabajador incansable y actuaba en dos sesiones diarias-, supo llenar las salas como nadie.


Su hijo Francisco, que tiene ahora 80 años y goza de "una gran memoria", recuerda las grandes dificultades que pasaron. "Tiene una anécdota en Sevilla, donde no tenía dinero ni siquiera para pagar el alojamiento en un hostal", explica.


"Le gustaba la fama y era un poco divo del teatro". Hasta el punto que "le mataba" que por ejemplo no le reconocieran, como una vez que fue a Londres, "una de las pocas veces que salió al extranjero", .


Aunque vivió prácticamente toda su vida en Cataluña, estuvo muy vinculado a Aragón, especialmente a Tarazona, su pueblo natal, y a la Basílica del Pilar, donde acudía a rezar.


Por España y, especialmente, en la capital aragonesa, el público le aclamaba por las calles y a veces estaba obligado a coger un taxi para recorrer apenas unas pocas decenas de metros por el centro.


La mayoría de los directores que trabajaron con él han fallecido, pero en el libro aparecen relatos de actores como José Sacristán, quien asegura "tener muy buen recuerdo" de Martínez Soria, un persona "muy estricta", pero también muy "cordial y generosa".