Aragón, donde Capone y Sinatra apuraban la última

Uno de los locales con más solera de Chicago, el Aragón, debe su nombre a la Comunidad Autónoma. Abrió sus puertas en 1926.

Cae el sol y se enciende el Aragón en Chicago
Aragón, donde Capone y Sinatra apuraban la última
Andy Pierce/Fender.com

Chicago, 1926. Con la ley seca imperando en los Estados Unidos no parece que fuese el mejor momento para poner en marcha un 'garito'. O quizá sí... el movimiento furtivo de bebidas alcohólicas -muy difícil de controlar para los agentes que no se dejaban comprar por un puñado de dólares- animaba el cotarro nocturno en las grandes ciudades y, de la mano de la música en directo, hacía florecer un pujante sector hostelero en toda la geografía yanki. 


La ciudad del estado de Illinois fue, sin duda, la capital de la jarana durante este período de prohibición, y en sus calles emergieron decenas de nuevos locales. El Aragón Ballroom, erigido por los hermanos Karzas (William y Andrew) fue uno de ellos. Su nombre, aunque escrito sin tilde en el rótulo, invita a preguntarse por el origen. Martha Botello, una de las actuales gerentes del local, despeja inicialmente la duda: "El nombre de nuestro salón procede de la región de Aragón, en España".


Desgraciadamente, la razón, la motivación de los Karzas para elegir tal nombre ha caído en el olvido y nadie es capaz de arrojar luz sobre la conexión entre el Aragón de Chicago y el de la península ibérica. Aunque sus propietarios no dudan en insistir en que su origen están "en la región de España". La sala -hoy en día con capacidad para 4.500 personas- costó la nada desdeñable cifra de dos millones de dólares de la época y su decoración inicial se inspiró en el estilo español del siglo XVIII.


"El interior del salón fue diseñado para replicar el patio de un palacio español", apunta Botello, en referencia al espacio central, donde se encuentra un escenario por el que han pasado, entre otros, Frank Sinatra, Joe Cocker, Rolling Stones, The Clash o un Jim Morrison en sus últimos años de vida. La lista es interminable y en ella se encuentra el 'Hall of fame' de la música.


La apertura del Aragón (que el pasado mes de julio celebró su 88 cumpleaños) resultó "un éxito rotundo, con una asistencia de 8.000 personas". Durante años abrió seis días a la semana -sólo cerraba los lunes, por aquello de descansar- e incluso, según apuntan los actuales propietarios, "se retransmitían por la radio las orquestas y conciertos". 


El Aragón no está exento de batallitas. Cuentan que el mismísimo Al Capone se dejó ver por él y que estaba conectado con la inmensa red de túneles que recorría el subsuelo de la ciudad y servían a los mafiosos para proveer de alcohol a los locales y huir de las autoridades..


Incendio y renacimiento


Desgraciadamente, un fuego en el local contiguo acabó calcinando por completo el Aragón sin causar heridos -la sala había cerrado apenas dos horas antes-. Corría el año 1955 y supuso la bajada definitiva de la persiana... hasta 1964. Los hermanos Karzas traspasaron el negocio, que se alejó momentáneamente de sus inicios musicales. Una pista de patinaje ocupó su interior y se celebraron combates de boxeo de manera esporádica.


En 1966 volvió a cambiar de manos, pero también de nombre. Durante dos años pasó a llamarse Cheetah Club, etapa en que dio cabida al soul y a los sonidos del momento. El Aragón pronto recuperó su nombre y esencia y dio cabida a una plétora de artistas del corte de B. B. King, Jethro Tull, The Kinks o Steppenwolf, y más tarde Weezer, Public Enemy, White Stripes y Green Day, por citar algunos.


Así hasta el día de hoy. El Aragón, que actualmente funciona bajo el nombre de 'Aragon Entertainment Center', sigue programando conciertos semanales. En dos semanas, curiosamente, y precedido por Rise Against, será un aragonés el que se suba al escenario: Enrique Bunbury.